El primer día del calendario sajeño, el 1 de febrero, llenó ayer las calles y los cuartelillos de festeros, vecinos y visitantes en el inicio de las fiestas de Moros y Cristianos Las ocho comparsas hicieron su Entrada con un tiempo primaveral en pleno invierno. La buena temperatura que hacía fue lo más comentado del día. «Al manto que el patrón echa sobre la villa» lo atribuyen los mayores, recordando la nevada que cayó en Sax hace apenas diez días.

Un año más, y ya van siglos, los festeros cubrieron el tradicional desfile vespertino por la calle Mayor. Desde el puente Picayo hasta la Gran Vía dejando atrás el castillo, la iglesia, el Ayuntamiento y la plaza Cervantes.

Con pasodobles y alguna marcha cristiana, bien uniformados, en bloque y marcando el paso al «saltico» fueron desfilando las comparsas por el tradicional orden: Cristianos, Garibaldinos, Alagoneses, Caballeros de Cardona, Árabes Emires, Turcos, Marruecos y Moros. Los festeros pisaban la calle con brío pero los capitanes y capitanas de las ocho comparsas parecían levitar. Había llegado para ellos el momento más esperado tras doce inolvidables meses de sueños, nervios, desvelos e ilusiones. Un día que comenzó por la mañana con Matilde Díaz dirigiendo el Himno a la Fiesta de Sax.