Sax acompañó ayer a su patrón con truenos de arcabuz en la emotiva Bajada del Santo desde la ermita hasta la iglesia parroquial. De nuevo volvió a cantarse «Sax por San Blas», un vals que se ha convertido en un himno para los sajeños. Pasadas las cinco de la tarde la venerada imagen avanzó por el casco antiguo a hombros de juventud, con lentitud y llena de majestad, arropada por el «pueblo fiel».

Fue un día para el lucimiento de las capitanías de las ocho comparsas. Especialmente de los pequeños pajes, una figura festera singular. Y cuando San Blas llegó a la iglesia se volvieron a repetir las escenas de hondo sentir que caracterizan a uno de los momentos más auténticos de la celebración.

Pero el primaveral Día 2 comenzó por la mañana con la procesión de las Candelas. Más de 150 arcabuceros participaron en el primer acto de pólvora. Una cifra superior a la de los dos últimos años a pesar de las restricciones legales y administrativas que sufren los festeros para mantener esta tradición.