Villena acoge este fin de semana, en plena crisis del coronavirus, las Fiestas del Medievo. Un evento organizado por la Asociación de Vecinos del Rabal por el que pasarán más de 120.000 personas y que, además, acaba de recibir la declaración de fiestas de interés turístico autonómico. La celebración ha alcanzado en sus últimas ediciones una gran notoriedad por las bodas medievales, la batalla de lechugas, el teatro histórico, los arqueros y los combates medievales. Pero este año el espectáculo más esperado son «Los doctores de la peste».

Un grupo de siniestros personajes que, ataviados con máscaras de cabeza de pájaro y una túnica de piel gruesa encerada, tal y como vestían en la Edad Media, transitan por las angostas calles del casco histórico de Villena en busca de enfermos de peste que puedan contagiar la enfermedad por la ciudad. En esta ocasión la similitud con la epidemia del coronavirus es inevitable aunque, afortunadamente, nada tiene que ver el Covid-19 con las terribles consecuencias que tuvo la peste negra. Una enfermedad que acabó con el 30% de la población europea y que curiosamente, al igual que el coronavirus, también tuvo su origen en Asia.

La tenebrosa presencia de «Los doctores de la peste» siempre causa una gran impresión entre los visitantes pero es una de las numerosas actividades teatrales, culturales, festivas, lúdicas y gastronómicas que se realizan en las Fiestas del Medievo. No tiene programado un horario concreto y se repite varias veces y por itinerarios cambiantes pero siempre en el casco histórico. Pero no todo van a ser enfermedades contagiosas en un festejo histórico que comenzó el viernes, con la recreación de la visita a Villena en 1488 de los reyes de Castilla y Aragón, Isabel y Fernando, tanto monta, monta tanto.