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El mayor reto patrimonial de Elda

La restauración del castillo para que sea visitable y albergue actividad cultural, turística, de ocio y festera depende de diez fases y cinco millones

El castillo de Elda, de origen islámico, fue construido como recinto defensivo en el siglo XII y reconvertido en palacio renacentista en el siglo XV.

El Ayuntamiento de Elda se enfrenta, tras aprobar el nuevo plan director del castillo, al reto patrimonial más importante que tiene la ciudad para recuperar una ruina monumental de 7.000 metros cuadrados, 800 años de historia, dos murallas y doce torres. «Es un auténtico toro patrimonial y lo ha sido históricamente, desde el punto de vista técnico y administrativo, porque es uno de esos retos de ciudad que hasta ahora se ha ido intentando sortear sin intervenciones planificadas». Así lo advierte el arqueólogo municipal, Juan Carlos Márquez, que considera la implicación institucional y política más importante, incluso, que la apuesta económica. «Es necesario que las futuras Corporaciones asuman como propio el documento aprobado para ejecutar las diez fases planificadas por el equipo multidisciplinar que ha establecido las directrices arquitectónicas, arqueológicas, urbanas, paisajísticas y medioambientales a seguir», apunta Márquez eludiendo hablar de unos plazos que dependen de variables tan dispares como incontroladas para los técnicos. No obstante, sí hay una estimación del montante económico necesario para poner en valor el monumento. La cifra se eleva a los cinco millones de euros y el fin último es lograr que los eldenses, que son los propietarios del bien a través del Ayuntamiento, puedan disfrutarlo.

El plan director no es nuevo. Ya se elaboró uno bien fundamentado en 1996 que resultó fallido porque no se puso en funcionamiento. «Ahora lo que se pretende es conseguir que el castillo, que es un enfermo que está en la UCI, pueda pasar a planta y posteriormente salga a la calle tras recibir el alta». Es una de las señas principales de identidad la ciudad. De hecho, no hay ningún elemento patrimonial capaz de condensar los 800 años de historia de Elda como el castillo. Es el que mejor refleja la evolución del municipio desde la Edad Media hasta la actualidad. «Pero la idea no es solo recuperar un monumento sino un contenedor de cultura, historia, turismo, ocio y fiesta para reactivar la zona. Si la ciudad no se apropia del castillo tendremos un recurso abandonado en pleno casco antiguo y eso no es lo que queremos», advierte Márquez.

Con las dos primeras fases del plan se podría hacer ya un uso público del alcázar y realizar visitas guiadas de manera parcial y controlada. Utilizar el modelo abierto por obras es la apuesta de los técnicos del Ministerio, la Conselleria y el Ayuntamiento.

La restauración del castillo es una de las grandes metas del Ayuntamiento en materia de patrimonio y también resulta esencial para desarrollar el plan de revitalización del centro histórico. «Por ese motivo en el Presupuesto Municipal de 2020 hemos incluido una partida de 112.000 euros para seguir con los trabajos de rehabilitación, y vamos a acogernos al 1,5% cultural del Ministerio de Fomento para destinar más fondos a la restauración», han indicado el alcalde Rubén Alfaro y el concejal de Patrimonio Histórico, Amado Navalón. De hecho, el gobierno local quiere que sea visitable en un periodo de dos años. Pero para ello es imprescindible restaurar el arco, acabar las obras de la muralla y actuar sobre la barbacana o acceso monumental.

La familia de Juan Coloma, primer conde de Elda, dejó de ocupar el castillo a finales del siglo XVII al trasladarse a València y Madrid para estar más cerca de la corte real. Décadas después comienza la decadencia del monumento pero con las desamortizaciones del XIX la degradación se acelera. En 1858 la estructura todavía se mantenía en buenas condiciones pero a partir de 1899 entra en un proceso de ruina que se agudiza con el expolio al que lo sometió la población para extraer materiales de construcción como si de una cantera se tratara.

De este modo se esfumó el pasado esplendoroso de una fortaleza medieval, que fue reconvertida en palacio renacentista en los siglos XV y XVI por la nobleza valenciana de los Corella y Coloma.

Un pasadizo desde los aposentos del palacio con escalera de caracol

Un pasadizo desde los aposentos del palacio con escalera de caracolLa leyenda del túnel del castillo tiene un fundamento real. El arqueólogo Juan Carlos Márquez confirma la existencia de un «pasadizo condal» de los siglos XVI y XVII que conectaba las habitaciones nobles del palacio, a través de una escalera de caracol, con la entonces llamada plaza de arriba que ahora es la plaza del Sagrado Corazón. De este modo los aristócratas podían entrar y salir de sus aposentos de forma discreta sin pasar por la puerta principal. Pero no es la única curiosidad que alberga el monumento. En su amplio patio se encuentra una cisterna subterránea con capacidad para 255.000 litros. Se llenaba con el agua de la lluvia y mediante un sistema de canalización conectado al manantial de Santa Bárbara que fluía entre los términos de Elda y Petrer. También creen los investigadores que hubo una torre más -la número 13- en el interior del propio castillo.

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