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Elda

Un patio divertido para jugar sin pelear

El Miguel Servet desarrolla un proyecto innovador con un circuito de juegos interactivos para mejorar la convivencia y la integración escolar

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Murales interactivos en el colegio Miguel Servet de Elda

«Patios inclusivos más que divertidos». Así se llama el proyecto de innovación educativa con el que iniciará el próximo curso el colegio público de Educación Infantil y Primaria Miguel Servet de Elda. Una original idea con la que el equipo directivo del centro busca crear un espacio atractivo y original, que invite a la interacción entre los alumnos reforzando, a la vez, la identidad del cole. El planteamiento ha sido desarrollado por Felipe Tomás, Jonatan Martínez y Paula Murcia, del estudio ND10, con la colaboración del grafitero eldense Miguel Gracia Ruiz «Zetika», y se ha inspirado en la figura de Miguel Servet que da nombre al colegio. A este científico español del siglo XVI se le atribuye el descubrimiento de la circulación pulmonar de la sangre. Por ese motivo los autores del proyecto han vertebrado el espacio a través de la representación de la circulación pulmonar -o circulación menor- generando en el patio un circuito principal de 260 metros de venas y arterias pintadas de color rojo y azul, que nacen desde un gran corazón y llegan hasta unos enormes pulmones. Y entre ambos órganos, que aparecen pintados de forma geometrizada, se ramifican a modo de capilares una serie de líneas que forman diferentes juegos de destreza y habilidad, tanto física como intelectual, que están pintados en el suelo. Entre ellos figuran las tres en raya, la espiral del abecedario, el cálculo en pandilla, el bibliopatio, el «mirror», el rincón de los juegos de mesa e incluso un pequeño rocódromo que representa a los alvéolos pulmonares. «El objetivo principal que nos hemos marcado con esta intervención es generar una dinámica que motive la relación positiva entre los alumnos a través del ejercicio y el juego. Y todo ello -remarca Felipe Tomás- desde una perspectiva lúdica que facilite la socialización desde la diversión y otorgue un sello distintivo a este colegio de Elda». Al mismo tiempo se cumplen los parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la actividad física diaria que deben realizar los menores. «Venir al cole caminando desde casa y realizar el circuito del patio, a la hora del recreo, es suficiente para alcanzar las recomendaciones de la OMS de cara a fomentar una vida saludable entre los menores», puntualiza Paula Murcia.

El proyecto se ha redactado en un mes y se ha ejecutado en una semana. A la Conselleria de Educación le ha gustado tanto que ha decidido financiarlo casi al completo. Todo partió del diagnóstico de centro para actualizar el plan de igualdad y convivencia del año pasado. Los profesores se dieron cuenta de que en los patios surgían muchos conflictos entre los menores y, además, estaban muy diferenciados por género. De hecho había alumnos que no se integraban con el resto y jugaban solos. Una circunstancia que llevó al equipo docente a realizar una encuesta en la que la mayoría de las niñas y niños dijeron que se aburrían en el patio. Fue entonces cuando el equipo directivo del Miguel Servet decidió ponerse manos a la obra para conseguir que los patios fuesen espacios interesantes, atractivos e inclusivos. «Para llevar a cabo nuestro objetivo nos pusimos en contacto con la empresa ND10 y sus técnicos, con su gran creatividad artística, le dieron un giro al proyecto para globalizarlo todo bajo la figura de Miguel Servet», explica el director del centro, Pedro Esteban. Él está convencido de que a los alumnos -son 150 de Infantil y Primaria además del aula de 2 y 3 años- les va a encantar la idea. Una propuesta que también llevará al profesorado a participar activamente en los juegos dividiendo al alumnado por grupos. «También buscamos integrarnos más con los pequeños durante los recreos, en lugar de adoptar una actitud únicamente vigilante para dirimir conflictos», apunta el director.

En cualquier caso, en el patio también se ha instalado el banco multicolor de la amistad para que ningún niño se sienta solo. De este modo se quiere combatir la tristeza y la soledad. La sensación de vacío que Miguel Servet debió sentir cuando fue arrestado en Ginebra y condenado a morir en la hoguera a los 44 años de edad.

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