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El río Vinalopó sufre un nuevo vertido de aguas residuales entre Sax y Elda

Los restos fecales que arrastra el caudal alcanzan El Pantano y contaminan un enclave protegido por la Generalitat Valenciana y el Consistorio eldense

El escaso caudal que el río Vinalopó arrastra en verano está llegando negruzco y maloliente al paraje protegido de El Pantano de Elda. ÁXEL ÁLVAREZ

Negras y malolientes. Así bajan las aguas del Vinalopó en el tramo comprendido entre Sax y Elda. Una imagen que contrasta con el cristalino aspecto que presentaba el río durante la primavera y el verano pasado. Un nuevo vertido de aguas fecales de origen desconocido ha vuelto a llevar la contaminación hasta el Pantano de Elda. Un enclave que la Conselleria de Medio Ambiente incluyó en 2002 en el catálogo de zonas húmedas valencianas, que el Ayuntamiento de Elda declaró en 2019 Paraje Natural Municipal y cuyo bosque de taray constituye una reserva de protección ecológica.

Tal y como denuncian los vecinos de las viviendas de El Chorrillo próximas al cauce, extremo que este diario pudo comprobar ayer in situ, el caudal presenta un color negruzco, el olor es nauseabundo y las moscas y mosquitos se han convertido ya en plaga.

El origen del problema -que está siendo investigado- apunta a una nueva rotura del colector de aguas residuales que conecta con la estación depuradora de Elda. Ni siquiera el frondoso cañar del cauce, que actúa como un sistema de purificación natural de las aguas, evita que éstas lleguen sucias a la presa. Los episodios de contaminación que sufre el Vinalopó son esporádicos pero continuos y los poderes públicos no terminan de afianzar su política de protección. De hecho, la recuperación del río lleva tres años paralizada tras su aprobación en las Cortes Valencianas. Fue la comisión de Medio Ambiente la que, en junio de 2017, acordó crear, en el plazo de seis meses, la mesa de trabajo que debería haber abordado ya la problemática que sufre el Vinalopó, un río deteriorado ecológicamente y sobreexplotado económicamente que atraviesa más de 80 kilómetros a lo largo de tres comarcas.

Del trabajo técnico a realizar debía salir una diagnosis del estado de la cuenca con la que diseñar el Plan Director de Restauración Ecológica y Revalorización Socioeconómica y Ambiental del Vinalopó, sus ecosistemas acuáticos y los terrestres dependientes de aguas subterráneas, así como de su patrimonio natural, histórico y cultural.

Sin embargo, tres años después la Mesa del Vinalopó sigue sin convocarse. Y ello a pesar de que la medida prosperó en las Cortes a instancias de Compromís con una proposición no de ley y, posteriormente, fue aprobada por unanimidad en los plenos de los municipios por los que atraviesa el río. Un retraso que ha llevado al Observatorio del Vinalopó a criticar con dureza la «inacción».

El río, con una cuenca vertiente de unos 1.700 kilómetros cuadrados, vertebra diferentes espacios geográficos y grandes núcleos poblacionales-Villena, Elda-Petrer, Novelda, Monóvar y Elche entre otros- y por ello requiere de la mayor partipación posible para elaborar su plan de rescate. Con tal fin se anunció en junio de 2017 que la Mesa del Vinalopó estaría conformada por las autoridades competentes -estatal, autonómica y municipal-, representantes de intereses económicos, sociales y ambientales, universidades y centros de investigación, educativos y culturales. Pero, a juzgar por el último episodio de contaminación del río, la conservación del Vinalopó sigue siendo asignatura pendiente para el Consell.

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