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Los alcaldes del Vinalopó quieren garantías de agua a «buen precio» antes de cerrar los pozos

Los ayuntamientos respaldan la postura de los agricultores y reclaman a la Confederación Hidrográfica del Júcar que abra un período de transición antes de sellar los sondeos - Los expertos advierten de que el acuífero Villena-Benejama comenzará a secarse en 2031

Los embalses del Vinalopó están vacíos porque desde el verano de 2018 no llegan aguas del Júcar.

Los alcaldes del Vinalopó no consideran oportuno cerrar los pozos de agua que abastecen a 1.500.000 habitantes y riegan 90.000 hectáreas en la provincia hasta que se firme el convenio regulador del trasvase Júcar-Vinalopó y se garantice un «buen precio». De este modo los máximos responsables del Alto y Medio Vinalopó con los que ha contactado este diario se alinean con los agricultores e instan al Ministerio para la Transición Ecológica, antes de Medio Ambiente, a dejar sobre la mesa una medida que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) tiene previsto aprobar este martes en València.

Como ya adelantó este diario el sábado, la «declaración en riesgo de no alcanzar el buen estado cuantitativo hídrico» que la junta de gobierno de la CHJ quiere sacar adelante afecta a las masas de aguas subterráneas de Villena-Benejama, Peñarrubia y de las sierras del Reclot, Castellar, Salinas y Crevillente. Su aprobación supondría el cierre efectivo de numerosos pozos con el fin de evitar que los acuíferos terminen secándose y desalinizándose por una extracción de agua desmesurada. De hecho, en los últimos años se han tenido que sellar varios pozos. La Confederación quiere evitar que se siga sacando agua para que los acuíferos puedan recargarse. En la actualidad casi todos los sondeos superan los 300 metros de profundidad y en las comarcas del Vinalopó el nivel desciende cinco metros cada año. Una circunstancia que reduce la calidad del agua e incrementa el coste energético necesario para la extracción. Por eso en los últimos 30 años el 70% de la variada agricultura del Vinalopó se ha perdido.

La Junta Central de Usuarios del Vinalopó, l'Alacantí y el Consorcio de Aguas de La Marina Baixa se opone a la declaración de sobreexplotación y así lo expondrá hoy su presidente, José Antonio Berenguer, durante la reunión en el Jardín Botánico. Los regantes advierten de que se puede generar un desabastecimiento hídrico en una amplia extensión del territorio alicantino si no se garantiza antes la llegada de los caudales del controvertido trasvase Júcar-Vinalopó. Una aspiración que, en cualquier caso, debe concretarse con la firma de un convenio que lleva años bloqueado en Madrid. En parecidos términos se expresaban ayer los alcaldes del Vinalopó. También ellos defienden la necesidad de cerrar los pozos para evitar la destrucción de los acuíferos. Algunos llevan décadas solicitándolo al Ministerio de Medio Ambiente pero entienden que no se puede adoptar una medida de tal calibre de forma precipitada y sin una alternativa. Abogan por abrir un período de transición para que, antes de sellar los acuíferos, se reciba agua del trasvase y de las salinizadoras a un precio asequible. En estos momentos las cantidades que el Gobierno plantea a los regantes son del todo inasumibles. En suma, los alcaldes dicen «sí al cierre de pozos pero con la condición de haber resuelto antes los problemas del abastecimiento y el precio que implica está medida». Así las cosas es probable que el presidente de la CHJ opte por retirar este punto del orden del día. La Junta de Usuarios ya le ha solicitado un aplazamiento al menos hasta el próximo 30 de octubre, que es el día previsto para cerrar la presentación de alegaciones en la revisión de los Planes Hidrológicos.

Lo que ninguna de las partes niega es que «hay que hacer algo ya» porque la situación de los sondeos ha dejado de ser preocupante para convertirse en alarmante. La histórica sobreexplotación que sufre el sistema interconectado de acuíferos de ambas comarcas amenaza con secar los pozos en un horizonte más cercano de lo que inicialmente se pensaba. De hecho las previsiones que manejan los técnicos respecto a la masa de agua de Villena-Benejama, considerada de vital importancia por los expertos, es que los primeros sondeos comiencen a secarse en 2031, descendiendo progresivamente sus aguas hasta dejar de ser aptas para beber y regar en el año 2040.

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