Un año y medio lleva un vecino de Monóvar destrozando los reductores de velocidad que el Ayuntamiento ha instalado en diferentes zonas del casco urbano y del extrarradio para mejorar la seguridad vial. El último acto incívico se ha producido hace tan solo unos días y el desconocido ha conseguido arrancar una o dos placas en una decena de badenes de goma situados en diferentes puntos. Una ardua tarea ya que estas piezas de caucho natural vulcanizado se fijan al suelo con cinco largos tornillos anclados a presión sobre el asfalto.

El saboteador actúa siempre de noche y se sospecha que utiliza un pata de cabra para cometer sus fechorías. Su radio de acción comprende la zona que bordea el castillo en dirección a La Zenia y La Pedrera y, de momento, los daños ocasionados superan los 6.000 euros.

Ante la dificultad que entraña su identificación, la concejalía de Policía Local ha hecho un llamamiento a la colaboración ciudadana. «Estos dispositivos tienen un alto coste económico pero parece ser que poco le importa a la persona que se ha dedicado, una vez más, a arrancar diferentes placas en numerosas zonas del término municipal, volviendo así a la situación de los primeros años. De esta forma se ha perdido la inversión realizada, los trabajos de la brigada municipal y de la Policía Local y, lo que es más importante, volvemos a tener zonas inseguras además de que esta acción afea nuestro pueblo», denunciaba ayer la concejala del área, María Amparo Maestre, apelando a la colaboración de los vecinos. «Esta persona se ha vuelto a dedicar a realizar sus acciones vandálicas por la noche. Seguro que alguien escuchó o vio algo, por lo que si algún vecino o vecina tiene algún tipo de información le pedimos que se ponga en contacto con la Policía Local», ha pedido la edil explicando que «solo queremos que esto no vuelva a pasar ya que la mayoría de los reductores del término municipal se han quedado ya desdentados».

Cuando hace año y medio comenzó a detectarse el problema se achacó a que el material podría encontrarse en mal estado o el anclaje no ser el adecuado. Desde el Ayuntamiento se optó incluso por cambiar de proveedor. Pero ahora los agentes ya no tienen ninguna duda. Se trata de una acción premeditada con la que el autor podría conseguir no tener que reducir la velocidad al pasar por estos pequeños badenes.

«En lo que llevamos de ejercicio hemos recibido numerosas peticiones para instalar reductores en diferentes puntos del término. De momento se han invertido cerca de 3.500 euros pero el alto coste de estas placas y el vandalismo continuo que sufren nos impide atender todas las peticiones», señala por último Maestre.