La acusación particular ejercida por Miguel Ferrer y Patricia Cogollos en nombre de la familia de Antonio ha mantenido la petición de 25 años de prisión que pide para Maje, pero ha rebajado en cuatro la de Salva —de 20 a 16— porque. «aunque la familia jamás le va a perdonar, el hecho de que haya contado la verdad les resarce moralmente. Es muy importante para ellos. Al menos se van satisfechos de que aquí alguien ha dicho la verdad», algo por lo que, dijo, «le han expresado su agradecimiento a este señor».

Fue Ferrer quien realizó el alegato final en el que pidió que condenen a los dos acusados del asesinato de Antonio, aunque cargó las tintas, sobre todo, contra la viuda, es decir, la nuera de sus clientes. De Maje, dijo que su nombre comienza por la «’m’ de mentirosa, de manipuladora y de malvada» y advirtió a los jurados: «Consiguió engañar a las personas más próximas a ella; no se dejen engañar también ustedes».

Alegato de la acusación particular en el juicio del crimen de Patraix

Alegato de la acusación particular en el juicio del crimen de Patraix

Antes de eso les había alertado sobre la actitud de la defensa de la presunta asesina «desviando la atención y jugando a buscar la duda y a despistar». «Es humo a la hora de valorar las pruebas», concluyó.

También acusó al abogado de la viuda de sembrar la duda con «términos de mucho impacto lingüístico» como «ataque moral» o «estado policial», cuando, recordó, «el único, y constante, ataque moral es el que se ha hecho contra Antonio», tanto por parte de María Jesús como de su letrado, «cuando dice en su primera declaración, recién muerto Antonio, que no se ducha, que puede tener una relación con una compañera, que la controla o que la maltrataba, cuando el único maltrato acreditado es el de María Jesús a Antonio, como él dejó escrito en un wasap. Pero también con los amigos, de los que dice que son unos catetos y unos borrachos, o a familia, a quienes llama ‘muertos de hambre’, ‘hijos de puta’, ‘ojalá se mueran’ o ‘les odio’. Incluso desea que la madre de Antonio se muera el disgusto por el crimen».

Además, incidió en que «se ha intentado desacreditar a cada testigo» que no le beneficiaba. Y los fue enumerando: «Del amigo de Salva, que si tenía fotos pornográficas; de Tomás, que si quería matar a todo el mundo en La Salud o que no era su pareja, cuando pasó con él y los padres de Tomás el fin de semana previo a su boda; del constructor que les hizo la reforma, que les quería cobrar en ‘b’; de los amigos de Antonio, que cometían la tropelía de volver de fiesta a las tantas de la madrugada,... Cuando aquí el núcleo es que las pruebas de que asesinó a su marido son evidentes».

Sobre las tres ‘emes’, fue detallando los porqués. «Tiene una capacidad de engaño y manipulación difícil de encontrar de manera habitual. Mentir es fácil, pero conseguir que todos crean que dices la verdad, no lo es. No ha contado la verdad a nadie, ni a su madre, ni a su mejor amiga, ni a sus hermanos, ni a Salva, ni a Tomás, ni a José, ni a Manuel, ni a Sergio... ».

En cuanto a la manipulación, recordó a los jurados los «intentos de María Jesús para que varios de los testigos cambiaran su declaración» con el fin de protegerse ella o «la manipulación de Tomás en esa conversación en la que él termina diciendo que mataría a Antonio. Quiere transmutar ese odio brutal hacia su marido a la persona a la que está manipulando, para q esa persona llegue al convencimiento de matarlo», algo que finalmente lograría, supuestamente, con Salvador.

Y la maldad, la demuestra, a juicio de Ferrer en hechos como «seguir teniendo relaciones sexuales con el hombre que te ha contado cómo ha matado a tu marido» o «no tener ni tan siquiera la decencia de darle un beso o un abrazo la madre de tu marido cuando está rota y desesperada porque acaban de matarle a su hijo. Eso es pura maldad», sentenció.

Tras describirla durante su declaración como «impávida, fría, indiferente, calculada y no creíble» y asegurar que «tuvo el dominio absoluto en el asesinato», concluyó que «no hay nada en María Jesús que permita entrever que no haya planificado y ejecutado el crimen». «Así que», dijo, «la familia pide que se haga justicia, esa que ella dice que es una mierda. Le solicitamos que declaren su culpabilidad».