El cierre perimetral de Elda y Petrer decretado por la Conselleria de Sanidad para frenar la pandemia del coronavirus ha dejado en tierra de nadie al dueño de Viveros El Chorrilo de Sax. Tal es así que el pasado jueves tuvo que cerrar el negocio porque desde el 12 de noviembre sus ventas habían caído un 99%. No acudía ningún cliente desde que cortaron la carretera comarcal CV-833 de La Torreta, que une los municipios vecinos de Elda y Sax. «Yo entiendo que el confinamiento impida a los eldenses venir a mi vivero. Es normal. Pero es que mi negocio está dentro del término de Sax y precisamente Sax no está cerrada perimetralmente. Pero resulta que han puesto la barrera con señales de obra bloqueando el acceso al comienzo de la carretera, en pleno casco urbano de Sax, y me han hecho perder a los clientes tanto del pueblo como de los que vienen de otros municipios, que no son ni de Elda ni de Petrer, porque las vallas los confunden y piensan que no pueden llegar hasta aquí», explica el propietario del negocio y exconcejal de Medio Ambiente de Sax, Javier Martínez.

La carretera de La Torreta de Elda está cortada en el casco urbano de Sax. ÁXEL ÁLVAREZ

Desesperado por la situación, decidió ponerse en contacto con la Diputación por ser la entidad titular de la carretera, la Conselleria de Infraestructuras, el servicio de Atención del Coronavirus, la Guardia Civil y la alcaldesa Laura Estevan. «Pero ninguna entidad se responsabiliza del corte de la carretera. Todos me dicen que no es cosa suya. Nadie es responsable de nada. Es decir, que la barrera que han puesto es fantasma y a mi vivero solo se puede llegar por helicóptero», señala indignado.

Pero la pérdida de clientela no es el único problema al que se enfrenta. Tiene cerca de 5.000 árboles y plantas de todo tipo -ornamentales, frutales, medicinales y de temporada- que tiene que seguir manteniendo con el consiguiente gasto. «¿Quién me va a compensar las pérdidas?» se pregunta resignado.

«Yo trabajo con planta viva y no puedo esperar más. Ya perdí la temporada de primavera por el confinamiento del coronavirus. Entonces tuve que cerrar tres meses y quienes nos dedicamos a este negocio estamos sujeto a una fuerte temporalidad», explica refiriéndose a que en los viveros las ventas se centran sobre todo entre marzo y junio y algo en diciembre con plantas de decoración para la Navidad. «De la primera vez que tuve que cerrar, no echo la culpa a nadie. Pero en esta ocasión sí, porque se debe a una mala gestión de las autoridades. Una pésima gestión que me va a arruinar también la campaña de Navidad sin que Sax esté sujeta al cierre perimetral», subraya Javier Martínez lamentando ser un pequeño empresario. «Esto a una gran empresa no se lo harían», denuncia convencido.