Cemex España ha pedido autorización para ampliar una cantera abandonada en la Serra dels Porgaters, en el término municipal de Cañada, hasta alcanzar una superficie superior a las 50 hectáreas y con la intención de extraer, durante los próximos 90 años, un total de 22,36 millones de toneladas de rocas calizas y dolomías. Casi 9 millones de metros cúbicos que deberán ser transportado por carretera a la fábrica de cemento de la localidad valenciana de Buñol, que está a 150 kilómetros de distancia. Ecologistas en Acción ya ha presentado un paquete de alegaciones ante la Conselleria de Economía Sostenible tras considerar el proyecto de «innecesario e inviable».

La cantera inicial, cuya ampliación con una superficie mucho menor de 26 hectáreas ya recibió una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable de la autoridad ambiental en 1994, tenía entre los condicionantes la ejecución de un proyecto de restauración a la vez que se estaba explotando y la disminución de la altura de los bancos. Sin embargo esa DIA no detectó la presencia de un yacimiento arqueológico en sus proximidades de la Edad del Bronce descubierto en 1993 y que quedaría afectado por la nueva explotación minera. «Ahora, 25 años después, sin cumplir con esos condicionantes, Cemex pretende ampliar la superficie de explotación de forma desmedida, incluyendo suelos forestales estratégicos declarados así por el Plan de Acción Territorial Forestal de la Comunidad Valenciana y el Inventario Forestal Nacional», advierte el ecologista Carlos Arribas tras haber solicitado en sus alegaciones a la autoridad ambiental que dicte una Declaración de Impacto Ambiental desfavorable para que no se autorice un proyecto que, a su juicio, es un «sinsentido».

Ecologistas en Acción considera que, en cumplimiento de la normativa ambiental y urbanística, esos suelos que se incluyen en la Infraestructura Verde de Cañada, deberían protegerse y, por tanto, no deberían incluirse en un proyecto minero que arrasará con toda la vegetación destruyendo cualquier hábitat de flora y fauna.

El estudio de alternativas en el Estudio de Impacto Ambiental es muy defectuoso, pues las alternativas estudiadas no son viables tampoco: una cantera abandonada próxima a Villena, muy alejada de Buñol, y cuya ampliación supondría ocupar suelos no urbanizables protegidos. "Tampoco estudia el impacto sobre el cambio climático que supondrá el transporte por carretera de más de 1.000 toneladas diarias de caliza y dolomía a Buñol durante 90 años, ni la contaminación difusa que generaría esa explotación en los campos de cultivo que rodean esa ubicación, que verían llenarse de polvo sus cultivos", advierte Arribas.

Por todo ello el grupo ecologistas ha presentado las oportunas alegaciones, en tiempo y forma, solicitando a la autoridad ambiental dicte una Declaración de Impacto Ambiental desfavorable y que el Servicio Territorial de Industria y Energía no autorice el proyecto.