La madre del niño asesinado en Elda siente que la sentencia de prisión permanente revisable impuesta a la acusada Alejandra García ha hecho justicia, y que la condena es «merecida y proporcionada» al daño causado. «Pero también creo que nadie ha ganado en todo este proceso porque Dominique ya no volverá. Perdí a mi hijo, he perdido mi vida, perdimos a Domi mucha gente: mis padres, mi hermana, mis sobrinos, toda mi familia, mis amigos y sus amigos», indicó ayer a este diario Penélope Martínez antes de romper a llorar. Admite que, tras conocer la sentencia, se ha sumido en la tranquilidad de saber que tanto el veredicto del jurado popular, como la condena impuesta por el magistrado, hacen justicia a su hijo. Pero también es consciente de que ahora comienza para ella un duro y largo camino que recorrer. «Mi hijo se fue en una mentira y él gritaba la verdad. Y me ha emocionado mucho que su voz se haya escuchado durante el juicio, tres años después de ser asesinado, pero por otro lado me duele tanto que no se le vuelva a escuchar nunca más...».

«Era de esperar que la condenada recurriera la sentencia pero contra la verdad no se puede hacer nada»

Aunque la resolución judicial se ajusta a lo solicitado por la acusación particular que ejercía la madre en acogida permanente del niño, la Fiscalía, y la Generalitat Valenciana que mantenía la tutela del menor, Penélope afirma ahora que no hay nada que celebrar. «Primero tengo que asimilarlo pero estoy muy clavada en todo lo que ha ocurrido en estos días», se sincera, agradeciendo todo el apoyo recibido «tanto de los que están cerca como de los que están lejos, que son su familia». También reconoce que «todo está resultando muy difícil para mí. Sigo tensando esa cuerda con ese nudo de emociones que no puedo dejar desatar todavía porque necesito más tiempo».

Alejandra García tras declararle el jurado popular culpable. | MANUEL R. SALA

Respecto al recurso planteado por la abogada de la asesina, indica Penélope que no le causa ninguna sorpresa. «Era de esperar que recurriera pero me reitero en lo que he dicho, y es que hay una investigación cerrada y unos hechos que están confirmados, y contra la verdad no se puede hacer nada. No es que lo diga yo, es que mi hijo habló con su cuerpecito, y así lo dejó patente en el juicio todo un equipo de profesionales altamente cualificados, de la Policía Forense, que pudieron relatar la verdad de los hechos».

«Me ha emocionado mucho que la voz de mi hijo se escuchara en el juicio pero me duele que no se le vuelva a escuchar»

Tatuado en su corazón

Un corazón. Ese fue el primer tatuaje que Penélope se hizo para celebrar que la Generalitat Valenciana le había concedido la acogida permanente de Dominique tras el proceso de acercamiento familiar. El corazón se lo tatuó en el meñique para hacer un juego de palabras con Dominique. Un año después se tatuó su nombre y posteriormente la frase que todas las noches le susurraba al oído para desearle buenos sueños: «Mamá te ama hasta el infinito y más allá». Fue dos meses antes de que se produjera el vil asesinato y ha sido precisamente el lema elegido por el Grupo Abril para la campaña con la que, dos semanas antes de celebrarse el juicio, llenaron las ventanas, balcones y escaparates de Elda con carteles clamando justicia para el niño de ocho años. Tras el irracional crimen, Penélope quiso tatuarse en el brazo el rostro sonriente de su hijo para llevarlo siempre con ella. Una imagen que los amigos del pequeño siempre quieren ver para recordarlo. Los siguientes tatuajes fueron sus juguetes preferidos, su avión y su tren, y las gafas que llevaba el día en el que fue estrangulado por la espalda por la expareja de su padre de acogida. El último tatuaje ha sido la estrella «que más brilla en el cielo» y que simboliza el dorsal 105 con el que Domi competía en su club de paratriatlon. Y no serán las últimas imágenes que Penélope grabe en sus brazos, pie y mano para que su «ángel» la acompañe hasta el final de sus días. «Dos serán mis próximos tatuajes. Uno es el dibujo que mi sobrina hizo y que tengo guardado desde hace mucho tiempo y el otro me lo haré cuando pueda volver a sonreír sin ningún motivo», comenta antes de derrumbarse.