Campaban a sus anchas por el barrio de La Estación de Elda desde que fueron abandonados cuando eran unos jóvenes rebeldes. Habían convertido los descampados de la zona en su confortable hogar, vivían de la "generosidad vecinal" para unos y de la "mendicidad" para otros y jugaban al escondite entre los matorrales. Así pasaban sus días Peque y Chulín para unos y Zipi y Zape para otros, dos orondos cerdos vietnamitas que en los últimos años habían generado división de opiniones entre los vecinos.

Unos decían que eran muy cariñosos pero otros advertían sobre su potencial peligrosidad. Así que la concejalía de Protección Animal ha considerado oportuno trasladarlos a un santuario de animales para que estén correctamente atendidos en un entorno adecuado.

Con tal fin el personal de una clínica veterinaria les ha lanzado dardos tranquilizantes para capturarlos evitando sustos. Posteriormente, y no sin esfuerzo, han sido cargados en el vehículo en el que se les ha trasladado a su nuevo hogar. Y no ha sido tarea fácil porque cada uno de ellos supera los cien kilos de peso. O sea que desnutridos no estaban.