La doctora Juana Requena Puche, vacunóloga y directora médica del Hospital General Universitario de Elda, ha querido aclarar, ante las desinformaciones que circulan por las redes sociales y las dudas que están surgiendo entre la población, que, vez inoculada la primera dosis de la vacuna Pfizer, deben pasar entre 12 y 14 días para alcanzar una protección del 30% ante el contagio del covid-19. Y, una vez administrada la segunda dosis, que debe inyectarse cuando haya pasado como mínimo 21 días, la protección llegará a superar el 95% una vez transcurridos 7 días. Eso son los tiempos establecidos por el fabricante y, desde luego, tal y como ocurre con la vacuna de la gripe, la eficacia no alcanza nunca al 100% de los casos.

«En los primeros días no hay efecto inmune y hay que tener bien claro que el contagio puede producirse, tanto si se ha recibido la primera dosis de la vacuna como si no se ha recibido. Es una circunstancia que puede producirse porque el período de ventana en la que se puede seguir contrayendo la enfermedad es de 28 días a partir de la primera dosis. Es lo mismo que ocurre con la vacuna de la gripe y con otras muchas debido a que se requiere de un proceso de respuesta inmune, y para ello deben transcurrir al menos doce días», explica la experta insistiendo en dejar bien claro que «hasta que pasan 28 días de la primera dosis es como si no estuviéramos vacunados y durante esos 28 días podemos seguir contagiándonos de covid-19».

Respecto a las consecuencias que de esta circunstancia puede derivarse para los contagiados, Juana Requena explica que haber recibido la primera dosis ni mejora ni empeora el proceso de la enfermedad. «Lo que todavía no tenemos tan claro es si el virus puede interferir en la vacuna y anular sus efectos. En principio, todo apunta a que no es así y que en estos casos la persona genera una doble inmunidad: la natural y la de la vacuna. Pero si finalmente se demostrara lo contrario tan solo sería necesario iniciar de nuevo el proceso de inmunización, administrando al paciente la primera dosis una vez que supere la enfermedad». En estos momentos lo previsto es inocular la segunda dosis a quienes hayan contraído la enfermedad una vez recibida la primera. El plazo fijado para tal fin es que hayan pasado como mínimo 21 días pero puede alargarse en el tiempo hasta dos meses. En ese aspecto no hay ningún problema para que siga siendo eficaz.

La experta en epidemiología y directora médica del Hospital General Universitario de Elda admite el temor que existía entre muchos especialistas a la reacción social por la existencia de casos de personas que desarrollarían la enfermedad una vez vacunadas. «Es lo mismo que ocurre con la falsa asociación que algunos colectivos hacen entre la administración de la vacuna del sarampión y la aparición del autismo en los niños». En estos casos la primera dosis se recomienda para niños de entre 12 y 15 meses, que es el período de tiempo a partir del que comienza a diagnosticarse el autismo. De hecho, rara vez se detecta el problema antes de los dos años.

Tiempo récord

La vacuna Pfizer contra el covid-19 no es portadora del virus. «Se ha elaborado con ingeniería genética a través de un sistema que da instrucciones a nuestros linfocitos para que sepan cómo deben fabricar los anticuerpos que combatan eficazmente al virus», precisa la doctora Juana Requena descartando, por ello, que la administración de la vacuna pueda provocar la enfermedad «ya que no contiene el virus debilitado». Señala, asimismo, que ya hay muchas vacunas que funcionan así «y en absoluto supone alterar el código genético ni el ADN de las personas. Es otra de las muchas aberraciones que se están diciendo en contra de las vacunas, que es la medida sanitaria que más vidas ha salvado en la historia de la humanidad». Sobre el tiempo récord con el que se ha creado, la doctora no lo considera extraño teniendo en cuenta la ingente cantidad de recursos económicos y humanos que los Gobiernos han empleado para acabar con la pandemia.

La epidemióloga y vacunóloga Juana Requena Puche. INFORMACIÓN

Juana Requena es doctora en Medicina y graduada en Derecho por la Universidad de Alicante; especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, cuya formación MIR realizó en el Hospital Universitario Sant Joan d’Alacant; especialista universitario en Vacunas por la Universidad Complutense de Madrid; máster en Salud Pública y Gestión de Servicios Sanitarios y máster en Seguridad del Paciente y Calidad Asistencial, ambos por la Universidad Miguel Hernández.