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Elda expone la lámpara más grande del imperio romano, fabricada unos 30 años después de Cristo

El lucernario de la época del emperador Tiberio tiene 32 candelas, el triple de puntos de luz habituales en estos objetos de cerámica

La lámpara en la vitrina en la que se expone en el Museo Arqueológico de Elda INFORMACIÓN

La lámpara de cerámica más grande del imperio romano está expuesta en una vitrina del Museo Arqueológico de Elda con sus 32 candelas, casi el triple de puntos de luz que eran habituales en estos objetos. Se trata de un lucernario único, que pudo ser fabricado entre los años 30 y 34 después de Cristo, es decir, en la última etapa del emperador Tiberio, según confirmó el profesor de Historia Antigua de la Universidad de Alcalá de Henares y director en excedencia del museo eldense, Antonio Poveda. Este lampadario tiene medio metro de diámetro y, por sus características, pudo «estar en el techo de algún edificio público o institución política, o en la casa de algún destacado ciudadano romano».

El hallazgo de esta pieza tuvo lugar en la parte baja del yacimiento eldense de El Monastil, uno de los más importantes de la provincia junto a los del Tossal de Manises-Lucentum en Alicante y la Alcudia en Elche. Poveda explicó que a finales de los años 80 se hicieron unas excavaciones en las que se descubrieron unos hornos, edificios de alfarería en los que se habría fabricado «esta pieza excepcional y otras también muy importantes».

La restauración de la pieza, con 32 puntos de luz y medio metro de diámetro, ha tardado 4 meses INFORMACIÓN

Una alfarería de la antigua población íbera y romana de Elo (Elda), que se ha podido datar durante la etapa imperial de Augusto y Tiberio. El primero de los tres hornos que la componen apareció en el año 1989, y en 2002 y 2009 se hicieron nuevas excavaciones para conseguir la recuperación y restauración del conjunto monumental histórico.

«Se demostró que era una alfarería compuesta por tres hornos y entre el material acumulado delante aparecieron moldes para fabricar lucernas (candiles) y lámparas de mano. Hasta ahí todo normal -recalca el profesor- porque lucernas y moldes hay en bastantes yacimientos arqueológicos romanos pero hasta la fecha no se había descubierto un conjunto de grandes fragmentos de cerámica con múltiples piqueras, es decir, los picos con orificio por donde salía la mecha empapada en aceite, que se encendían para permitir la iluminación, perteneciente a un gran lampadario».

Vista general del yacimiento del Monastil en donde se produjo el hallazgo arqueológico AXEL ÁLVAREZ

El experto compara el hallazgo, por su forma, con una gran rueda de bicicleta con algo más de 30 piqueras y varios tubos para introducir el aceite (infundibula). «El diámetro es espectacular. Eso no lo tenía cualquiera en su casa. Las lucernarias grandes eran normales pero hasta ahora no se conocían de más de 12 candelas, de hecho lo más habitual era que dispusieran de una o dos piqueras. Pero más de 30, y tan grande, no se conoce nada igual en el imperio romano. De ahí que la consideremos un ‘unicum’, es decir, una pieza única». La lámpara se restauró como una actividad de la Concejalía de Cultura y Museos de Elda que dirige la edil Rosa María Vidal, y está expuesta en una vitrina en la sala de Romanización, pendiente de la celebración de un acto de presentación al público.

El director del Museo Arqueológico ahora en excedencia ha presentado la investigación en dos congresos internacionales, donde ha incidido sobre todo en su consideración de que este tipo de gran lámpara de cerámica, destinada a iluminar amplias salas o espacios nobles o privilegiados, se puso de moda a partir de la etapa de Constantino y hasta el siglo IV después de Cristo, en el primitivo periodo paleocristiano. Como indicó, los lampadarios no solo eran del gusto de los emperadores, también de los obispos para el interior de las iglesias cristianas, sobre todo fabricadas en metal, normalmente en bronce y algunas en oro. A este instrumento típico de templos del final de la época romana y de la alta edad media se le denomina «polycandelum», y «claramente encuentran su antecedente en las piezas de los hornos de El Monastil».

Hasta su recuperación y estudio en el Museo Arqueológico de Elda, «nadie ha podido pensar en la existencia de este tipo de gran lámpara cerámica, al menos de la época imperial romana. Aunque sí ha sido identificada alguna otra más tardía, incluso islámica», abundó. La pieza fue restaurada por la profesional Eva María Mendiola que empleó cuatro meses en esta tarea.

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