Antonio Esquembre Roselló es uno de esos profesores entrañables y sabios que siempre dejan huella en sus alumnos. Pero todo lo que empieza tiene un final y a él le ha llegado el momento de jubilarse. Treinta y cinco años dedicados a la enseñanza por pura vocación dan para llenar un libro de anécdotas, vivencias, aprendizajes y experiencias que Antonio se lleva consigo, como su más preciado tesoro, al culminar su etapa profesional. Todo se remonta al año 1986 cuando aprobó la oposición y tuvo como primer destino Almoradí, a donde se trasladó desde su Aspe natal. Se "estrenó" como tutor siendo funcionario en prácticas y luego pasó a llevar las prácticas en alternancia. Pero cuatro años más tarde pudo regresar a su comarca, a su casa, con los suyos, tras obtener plaza en el IES El Vinalopó de Novelda, donde ha permanecido durante los últimos 31 años. Un centro que le ha visto caminar y crecer siendo profesor, tutor, cargo directivo y, para terminar, jefe del departamento administrativo. Después de casi cuatro décadas, Antonio puede decir que el IES El Vinalopó encierra una gran parte de su vida. Todos sus compañeros y también los alumnos que han pasado por sus aulas tienen un hueco en su gran corazón.

Hombre famliar, de espirítu inquieto y carácter emprendedor, Antonio ha participado activamente en todos los programas experimentales del centro, como la aparición de los ciclos de Gestión y Finanzas y en el Bachillerato de Economía. También ha promovido tanto el ciclo de Comercio Interior como el ciclo de Asistencia a la Dirección, y se ha sumado con gran interés a los proyectos de innovación y de mini empresas así como al programa europeo PETRA.

El profesor Antonio Esquembre Roselló. INFORMACIÓN

Todos saben que su mayor orgullo cuando visita cualquier empresa es ver trabajando en sus oficinas a muchos de sus estudiantes. No hay mayor satisfacción para él que comprobar que sus pupilos han conseguido sus metas laborales. Es consciente de que cada uno de ellos lleva un poco de la impronta de todos los profesores de El Vinalopó y por eso desea que triunfen en la vida. Un triunfo que también considera su triunfo. Por eso se siente orgulloso de sus alumnos y, tanto él como sus compañeros, se dan por pagados con ese tímido saludo que les ofrecen cuando se cruzan con ellos. Hoy el profesor Esquembre alcanza la anhelada meta de la jubilación pero echará mucho de menos pasear por los pasillos del instituto, de su instituto, unos pasillos tan llenos de vida...

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Dicen que el diablo sabe más por viejo que por sabio aunque, en su caso, el deseo de trasmitir conocimientos y valores ha sido su principal motivación profesional. Pero su carácter polifacético y su deseo de aprender no tiene límites y ahora empieza una nueva etapa en la que podrá especializarse en una de sus grandes aficiones: la cocina. Tiempo tendrá de sobra para seguir disfrutando de su mujer y de su hija, por las que siente adoración, y por supuesto de cultivar su pasión por las fiestas de Moros y Cristianos de Aspe en su comparsa de Estudiantes. Y precisamente eso es lo que sigue sintiéndose todavía: "un estudiante de la vida".

Antonio Esquembre cierra hoy un libro de 35 años de docencia. Pero hay profesores que nunca se van de las aulas porque su recuerdo siempre permanece entre sus compañeros y entre sus alumnos. Él es uno de ellos.