Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Elda pierde a un millar de jóvenes de entre 20 y 34 años desde 2015 por estudios o en busca de trabajo

El éxodo de la población juvenil a otras ciudades de España y del extranjero comenzó hace una década pero se está acelerando - Los padres reclaman medidas para revertir esta situación

El eldense Antonio José Gisbert y su novia Marta Lietos, de La Vila, esperando el vuelo a Francia. | INFORMACIÓN

Elda sufre un éxodo de jóvenes que se marchan a vivir a otras ciudades de España, o del extranjero, en busca de oportunidades en el mundo laboral o estudiantil. La pérdida de población joven comenzó hace una década pero en los últimos cinco años parece haberse acelerado. De hecho, entre el 1 de enero de 2015 y el 1 de enero de 2020 el número de eldenses de entre 20 y 34 años de edad que ha abandonado la ciudad se eleva a 1.082. Así lo refleja el INE basándose en un registro de datos que sitúa en 52.813 el número de habitantes de Elda en el año 2020.

La juventud supone un activo de primer orden y en ella reside el futuro de los municipios. Por eso el fenómeno está generando una creciente preocupación entre los responsables políticos y los sectores empresariales y educativos. Muchos jóvenes se trasladan a otras ciudades para cursar estudios universitarios y algunos de ellos terminan fijando sus domicilios fuera de Elda porque, al finalizar su formación, encuentran trabajo allí. Pero hasta cinco años atrás no era tan frecuente que optasen directamente por desplazar sus residencias a otras Comunidades, o incluso al extranjero, al no encontrar trabajo en el Vinalopó o recibir ofertas laborales rácanas. Es lo que le ha ocurrido, por ejemplo, al eldense Antonio José Gisbert Cubero, de 23 años. Hace un año acabó la carrera de Fisioterapeuta en la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y hace una semana tomaba un vuelo con destino a Francia para ejercer su profesión en un hospital francés que se encuentra en Normandia. Allí tendrá mejores condiciones laborales -un salario más elevado y alojamiento con luz y agua a cargo a la empresa- además de un mayor reconocimiento profesional. Y con él se ha marchado su novia, Marta Lietos, vecina de La Vila, con estudios de Criminología, Traducción e Interpretación en la UA además de máster en Sistemas Penales por la Universidad de Lleida. Antonio José encontró en Elda ofertas de trabajo de bajos salarios y largos horarios mientras su novia llevaba varios años buscando un empleo digno sin conseguirlo.

«Es muy doloroso como padre animarlo a dar este paso pero tiene que pensar en su vida y en su porvenir», comentaba ayer Antonio Gisbert Pérez lamentando que su hijo «no encontrara aquí nada más que sogas de ahorcao como decía su abuelo. Después de obtener su título y haber dado tumbos y enviado currículum por doquier, el último sitio donde lo llamaron fue una clínica de Elda en la que le ofrecían unas condiciones semiesclavistas. Tenía que hacerse autónomo, pagarles un alquiler por usar sus instalaciones, quedarse sin vacaciones y, además, ellos fijaban los precios y le designaban los pacientes». Se une, por tanto, a esa legión de jóvenes españoles formados que tienen que marcharse al extranjero, dejando atrás familia, amigos y ambiente en busca de mejores oportunidades. «Hay que cambiar muchas cosas en nuestro país en aspectos sociales, económicos y laborales para que esto no siga sucediendo, mal que les pese a los que pretenden que todo siga igual o peor», subrayaba ayer el padre.

Es un ejemplo pero hay muchos más. Como el de la eldense Raquel Reyes Sánchez Verdú que tiene 29 años pero se marchó al Reino Unido hace cinco. Licenciada en Psicología por la UMH y poseedora de tres máster -uno de ellos de Neuropsicología- trabaja actualmente en un centro de educación especial de Stratford-upon-Avon, al sur de Birmingham. «Estuvo un año buscando trabajo en España y no encontró nada así que primero se marchó a Escocia para trabajar en un hotel. Regresó y volvió a intentarlo pero tampoco le salió nada así que regresó al Reino Unido y ya tiene hasta la nacionalidad británica», relataba ayer su madre reconociendo que separarse de su hija le ha generado ansiedad y depresión. «Yo esta situación la llevo muy mal. Se me fue de casa ella sola con 22 años. Todo su sacrificio en los estudios y el de la familia, pagándole incluso un máster por el que tuvimos que sacar un préstamo de 7.000 euros, no han servido de nada. Nuestros hijos se tienen que ir fuera de España al acabar sus carreras porque aquí no se les valora ni se les apoya. Es muy triste que esto ocurra y nadie haga nada por evitarlo. Los políticos de España deberían tomárselo en serio y actuar ya», afirmaba Amor del Carmen Verdú haciendo también mención a su sobrino, otro eldense de 29 años licenciado en Derecho y Administración de Empresas, que lleva cuatro años trabajando en Londres tras pasar antes por Francia y Alemania.

La eldense Raquel Reyes Sánchez -segunda por la izquierda- con sus compañeros ingleses. | INFORMACIÓN PÉREZGIL

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats