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La bióloga Ana Campo logra el Premio J. F. Mira por su investigación sobre el Parque Natural del Montgó

Es la primera alicantina que se alza con el galardón de la Asociación Valenciana de Antropología

Ana Campo recibiendo el galardón por su trabajo de investigación. INFORMACIÓN

“De la pasa al ladrillo: el caso del Parque Natural del Montgó”. Es el título que Ana María Campo Muñoz le dió al trabajo de investigación con el que ha obtenido el XI Premio de Investigación J. F. Mira. Con este logro Ana Campo se convierte en la primera alicantina en alzarse con el galardón que otorga la Asociación Valenciana de Antropología.

En la ceremonia de entrega del premio, celebrada en el Museo Valenciano de Etnología, estuvieron presentes Francesc Xavier Rius i Torres, diputado del Área de Cultura de la Diputación de València; Francesc Tamarit Llop, director de L’ETNO; María José García Hernandorena, presidenta de la Asociación Valenciana de Antropología; Anna Pons Soriano, directora de la Oficina de Caixa Popular; Joan Francesc Mira i Casterà, escritor y antropólogo y Ester Alba Pagán, vicerrectora de Cultura y Deportes de la Universidad de València.

El estudio realizado por Ana Campo, bióloga y doctora en Ciencias Sociales, analiza el contexto político, institucional, legislativo, socioeconómico, y cultural, en el que se desencadenó el proceso que culminó con la declaración de un área protegida, el Parque Natural del Montgó, y su evolución e impacto en la ordenación de la comarca de la Marina Alta y, en particular, en los municipios de Dénia y Xàbia en los que se halla inserta.

Como caso de estudio, este área protegida ha permitido abordar la conservación y protección de la naturaleza en contextos territoriales densamente urbanizados y con una orientación económica marcada por el turismo residencial y de masas, como es el caso de gran parte de la franja litoral de la Comunidad Valenciana.

Como indica la autora del trabajo, la presión urbanística sobre la costa mediterránea ha supuesto la fragmentación y degradación de ecosistemas de elevado valor ecológico y socioambiental, motivo por el que la declaración de las primeras áreas protegidas valencianas, hace más de tres décadas, asumió la necesidad urgente de proteger espacios naturales como la Albufera de València (1986), Penyal d’Ifac (1987) y el macizo montañoso del Montgó, tercer espacio natural protegido de la Comunidad Valenciana (1987), y considerado una reserva biogenética por la singularidad de su flora, además de ser un indiscutible hito paisajístico e identitario de la Marina Alta.

Ana Campo durante la ceremonia de entrega del premio J. F. Mira en el Museo Valenciano de Etnología. INFORMACIÓN

"Partiendo del hecho de que el conjunto de sus valores naturales y patrimoniales constituyen argumentos habitualmente empleados para justificar la protección de determinados lugares o áreas de un territorio, también es cierto que han de darse ciertas circunstancias socioeconómicas y culturales que promuevan la declaración de un área protegida", puntualiza Ana Campo.

Por otra parte, la investigación ha incidido en el análisis de un factor escasamente tratado en la génesis de las áreas protegidas: el liderazgo en las iniciativas y acciones colectivas que culminan con la declaración de un Espacio Natural Protegido. Conocer las preocupaciones, intereses o expectativas, de determinadas personas o pequeños grupos de actores sociales, resulta esencial, en muchas ocasiones, para desentrañar las lógicas mantenidas en la articulación del proceso declarativo o, incluso, de posiciones abiertamente contrarias a esa protección que logran abortar dicho proceso. Al respecto, explica la investigadora que el análisis de las posiciones y acción de la administración medioambiental, cuya vertiente tecnocrática en el sistema político, en ocasiones, ha trascendido a la mera voluntad política, ha resultado determinante.

De la mencionada investigación, para la edición XI del Premio Joan Francesc Mira se ha extraído un punto crucial para la comprensión, desde la ecología política, del efecto que ha tenido la implementación de un parque natural en un territorio que socioeconómicamente se halla estrechamente ligado al turismo residencial y tensionado socialmente por el conflicto ambiental que suele acompañar a este modelo de desarrollo: las diferencias de hallarse dentro del parque o bien, al otro lado de esa frontera simbólica que establece la declaración de un área protegida.

"Esta comparativa permite aproximarse a las bases de dicho conflicto, que ha acompañado, no sólo a la declaración del Parque Natural del Montgó, sino a otros muchos espacios naturales protegidos valencianos, además de abrir una cuestión socialmente incómoda, como sobre quién recae realmente los costes de la conservación, o bien, quién se beneficia de ésta, al margen de las razones técnico-científicas", concluye la premiada.

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