Las obras de reforma de la plaza Joan Miró de Elda han permitido descubrir doce tumbas datadas entre finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Los cadáveres fueron enterrados siguiendo el rito cristiano si bien tienen girada la cabeza hacia La Meca. Evidencias que, junto a la ausencia de ajuar funerario, apuntan a su origen morisco.
La zona del hallazgo, en el extremo sur del barrio de La Purísima, se encuentra fuera del muro que delimitaba la antigua villa medieval, la "Elda Murada" que es objeto de un ciclo de visitas guiadas por el cronista oficial Gabriel Segura dentro de la actividad "Eldase una vez", que organiza por la concejalía de Turismo.
Los técnicos de la Conselleria de Cultura ya han inspeccionado las sepulturas y durante los últimos días han realizado un trabajo de información, documentación y catalogación. Al no hallarse ningún otro vestigio de interés arqueológico, los restos serán extraídos y los enterramientos protegidos para que las obras puedan proseguir con normalidad.
Fue en el año 1601 cuando el arzobispo de Valencia, Juan de Ribera, pidió la expulsión morisca por "herejes pertinaces y traidores a la Corona Real". El movimiento de rebelión social de las clases medias urbanas y campesinas cristianas frente a la nobleza, en el siglo XVI, no fue secundado por moriscos servidores obligados de ésta, y ello incrementó su odio. Así lo explicaba en uno de sus estudios Antonio Poveda, el exdirector del Museo Arqueológico de Elda.
Con este clima el duque de Lerma convenció al rey Felipe III de su expulsión y el 11 de septiembre de 1609 el Conde de Elda, Antonio Coloma, recibió la carta real justificándole la expulsión, ofreciéndole compensaciones por las pérdidas económicas derivadas de ella en Elda. La villa contaba entonces con 2.200 habitantes y se deportaron 1.760, es decir, un 82,3%, quedando habitada Elda por tan sólo 480 cristianos.
"Conclusión: descenso brutal de la población del Valle y Condado de Elda; colapso y crisis económica, y pérdida de acervo y riqueza cultural, desapareciendo nombres y oficios de los moriscos", explica Poveda.
Reforma de la plaza
Fue a mediados de febrero cuando comenzaron las obras de remodelación, ampliación y mejora de la accesibilidad de la plaza Joan Miró, actuación también incluida en el Plan Elda Renace, que permitirá anexionar a la plaza un nuevo espacio público tras el derribo de la nave existente en la esquina de la calle Nueva.
La demolición de la edificación existente se inició tras el vallado de todo el perímetro, permitiendo un paso peatonal a las viviendas colindantes, una vez que se dio por terminado el desmontaje de las antiguas farolas y el mobiliario urbano. Además, gracias a esta remodelación se podrá recrear con diferentes elementos la zona de huerta de las antiguas casas señoriales de la época, así como incorporar al jardín una fuente ornamental que imitará a la original de comienzos del siglo XX ya que, debido a su mal estado de conservación, ha sido imposible recuperarla.
La plaza Joan Miró es un punto emblemático de la ciudad porque es uno de los accesos al centro histórico, que conecta con la calle Nueva y da entrada a todo el casco antiguo, por lo que su remodelación supone un importante paso a la hora de seguir con la recuperación del patrimonio eldense.
