El Ayuntamiento de Villena realizará una prospección geofísica con georradar en las calles Menéndez Pelayo y Cervantes, donde el hundimiento fortuito de un camión que trabajaba en las obras de asfaltado de la calle Menéndez Pelayo permitió descubrir un túnel subterráneo de cuya existencia no se tenía conocimiento. De este modo se quiere confirmar si la estructura descubierta es el acceso a un refugio antiaéreo de la Guerra Civil.
En las primeras inspecciones oculares de los primeros metros del túnel que quedaron accesibles se descartó tal posibilidad. Pero las investigaciones posteriores han confirmado que podría ser mucho más largo y descender hasta los diez metros de profundidad. Concretamente hacia un espacio amplio donde proteger a la población civil de posibles ataques aéreos.
Días después de producirse el hallazgo se indicó que se trataba de un minado en desuso, excavado en una zona de piedra caliza, situado entre cinco y seis metros bajo tierra, y que habría servido para distribuir las aguas por el casco urbano. Además, por su tipología y los materiales empleados en su consolidación se señaló que su origen podría remontarse dos siglos atrás, concretamente a finales del siglo XVIII o principios del siglo XIX.
Ni los arqueólogos municipales ni los historiadores locales tenían conocimiento de la existencia de esta infraestructura subterránea. Así lo confirmó el propio alcalde de Villena, Fulgencio Cerdán, al indicar que "es una estructura urbana que no se encontraba documentada ni registrada por parte de los servicios de Urbanismo ni de Arqueología del Ayuntamiento".
El primer edil también ha señalado que “primero de todo es que debemos ser prudentes y dejar a los profesionales y expertos que hagan su trabajo y que corroboren su tesis. Y, en el caso de que se trate de una infraestructura de valor histórico, comenzaremos los procedimientos para ver las posibilidades de recuperación, una tarea ardua, compleja por el lugar de ubicación y donde intervienen muchas administraciones”.
A la vista de los nuevos indicios hallados, el equipo del departamento de Arqueología municipal de Villena realizará estas investigaciones en los próximos meses con la utilización de un georradar que determine la dimensión del corredor subterráneo así como la posible existencia de salas más amplias. Sin embargo no parece que haya sido utilizado para proteger a la población de posibles bombardeos. Lo mismo que le ocurrió al refugio de la plaça de Baix de Petrer.
Los arqueólogos consideran que la tesis del posible refugio se sustenta en otros hallazgos realizados en la inspección y en algunos estudios sobre la época. En concreto, hacen referencia a las investigaciones de César López Hurtado, en su obra "Villena Roja 1936-1939. Represión de guerra y posguerra" en el que afirma que “en Villena, ya en el mes de junio de 1938, la Juventud Socialista Unificada local, por medio de un escrito firmado por Micaela Gómez, [...] solicitaba que se intensifiquen los trabajos para poder comenzar las construcciones de refugios en nuestra población.” En el mismo estudio, López Hurtado confirma que “al finalizar el año, Villena contaba con nueve refugios localizados en las calles: Menéndez y Pelayo, Cervantes...”.
Por el momento, y con la doble intención de proteger la zona y la estructura, se ha procedido a colmatar la galería subterránea, ante la imposibilidad en este momento de realizar excavaciones arqueológicas. Sin embargo, el equipo de gobierno de PSOE-Los Verdes es consciente de que en la actualidad los refugios antiaéreos son objeto de recuperación y testimonio de la memoria histórica de la contienda civil. De hecho están catalogados como Bienes Inmuebles de Relevancia Local.
El resultado del análisis con georradar permitirá tomar decisiones con respecto a futuras actuaciones en la zona, y sobre las posibilidades de recuperar este espacio, una vez que se determine con certeza científica su origen, datación y uso anterior.
