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La Policía Local corta una calle del casco histórico de Elda por riesgo de derrumbe

La pared medianera de un viejo edificio de la calle Francisco Laliga amenaza con precipitarse tras empezar a ceder por las persistentes lluvias

La pared medianera que amenaza con colapsar en la calle Francisco Laliga de Elda. J.C.P.G.

El riesgo de derrumbe de la pared medianera de una antigua vivienda de la calle Francisco Laliga de Elda ha llevado a la Policía Local a cortar el paso de vehículos y personas.

Las persistentes lluvias caídas en los meses de marzo y abril han afectado al muro exterior del edificio, poniendo en riesgo a quienes transitan por esta zona del casco antiguo. Un enclave muy concurrido por el tráfico rodado procedente de la avenida Novo Hamburgo y la calle Independencia.

El peligro fue detectado por los vecinos de los inmuebles próximos y, tras avisar a la concejalía de Urbanismo, las arquitectas municipales inspeccionaron la pared junto a los bomberos del Parque Comarcal de Elda y agentes de la Policía Local. Tras el primer examen visual las técnicas determinaron la necesidad de acordonar la zona, medida que se llevó a cabo de forma inmediata en la misma tarde del martes.

El paso por esta calle del casco antiguo permanece cortado desde la tarde del martes. J.C.P.G.

Al tratarse de una actuación que requiere de una rápida intervención por su peligrosidad, la concejalía de Urbanismo que dirige Jesús Sellés realizará una contratación de urgencia para que la empresa adjudicataria se encargue de echar abajo la medianera. Los técnicos han indicado que es necesario realizar una demolición controlada antes de que el muro -de seis metros de alto y cuatro de ancho- colapse y se precipite sobre un solar en venta y parte de la calle Francisco Laliga.

Los trabajos se acometerán mediante un proceso de ejecución subsidiaria y posteriormente el pago de los gastos de la intervención serán solicitados al propietario.

La Purísima, un barrio en decadencia

Este diario ya alertó de los problemas de degradación que sufría el barrio de La Purísima en un reportaje publicado en febrero de 2020. Una zona histórica con casi 800 años de vida que, sin embargo, languidece desde hace un cuarto de siglo por la falta de políticas de reactivación y el éxodo de los jóvenes a zonas más confortables de la ciudad.

Medio centenar de viviendas unifamiliares se han derrumbado en el último cuarto de siglo. Sobre todo en las calles San Roque, Alcázar de Toledo, San José y Francisco Laliga, dejando como único recuerdo solares sobre los que crecen matojos.

El barrio parte del casco antiguo de Elda y recibe su nombre de la calle La Purísima, antiguo eje viario llamado «La Constancia» que atravesaba la antigua villa de Este a Oeste permitiendo la comunicación de Monóvar-Elda-Petrer. La calle nacía en la misma plaza del Ayuntamiento y se prolongaba hacia el vado del río Vinalopó en el llamado «puente de Monóvar», construido en 1916. Al ser uno de los viales mas importantes de la villa, en la calle La Purísima estuvo ubicado durante los siglos XVI-XIX el conocido como portal del Ángel, una de las puertas del muro que protegía a la localidad ante cualquier ataque. En esta calle se situaron las primigenias «Cuatro Esquinas», constituidas por el cruce de la Purísima (E-O) con la calle Independencia (N-S), lugar donde recientemente se ha colocado una placa para señalar el punto en el que convergían los distintos caminos reales que atravesaban Elda entre los siglos XVIII y XIX.

Ese pasado esplendoroso ha mudado a un presente decadente. Un declive que, según denuncian los vecinos, se debe a un abandono institucional que se ha prolongado durante décadas. La Purísima -abarca unas 40 calles- tenía «mucha vida» hasta los años 70 y 80, y llegó a contar con unos 4.000 residentes. De sustrato humilde y zapatero, el vecindario se ha caracterizado por su espíritu sociable y acogedor. Las fiestas eran tan participativas como habituales eran las cenas de verano con sus tertulias «en la calle y al fresco» hasta que entraba la madrugada. Pero todo eso es «pasado pisado» y ahora el censo ya va por los 2.000 vecinos y son, en su mayor parte, de personas mayores. Tiempo atrás había muchos comercios y establecimientos hosteleros. Los bajos de las antiguas viviendas albergaron los primeros talleres donde se fabricaban los zapatos que tanta fama han dado a Elda. Pero todo aquello desapareció y ahora solo hay un estanco, dos bares, dos peluquerías, una farmacia, una panadería, una carnicería y cinco negocios del sector servicios. 

 En La Purísima vivió el político Emilio Castelar, Pablo Maestre, uno de los empresarios del sector calzado más sobresalientes de la ciudad, y el poeta local Francisco Laliga. Y precisamente la calle que lo recuerda es la que requiere ahora de una intervención urgente.

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