Llegó el día y se desató la locura. Elda está de Moros y Cristianos después de que una multitud eufórica se agolpara frente al castillo de Embajadas, en la plaza del Ayuntamiento, para cantar al unísono un pasodoble Idella que ha sonado como nunca. Un momento para la historia tras dos años sin poder festejar a San Antón con los desfiles, los alardos, las embajadas, la procesión y la interpretación del himno de la fiesta. Un acto que ha alcanzado su cifra récord: 16.000 personas según la Policía Local y sin ningún incidente reseñable.

Cuando a las ocho de la tarde del caluroso jueves comenzó la Entrada de Bandas de Música muchos festeros no pudieron contener la emoción. Era el principio del fin de la agonía de una pandemia que ha parado el mundo y ha causado mucho dolor. Lágrimas, abrazos, sollozos y una espiral de sentimientos, pensamientos y recuerdos que desaparecieron en el momento justo en el que el maestro alzó la batuta hacia el cielo. Un cielo plomizo que realzaba la estampa multicolor que ofrecían los trajes de los festeros arremolinados en la calle Colón.

El compositor valenciano Azael Tormo Muñoz dirigiendo el pasodoble Idella desde el castillo de Embajadas. ÁXEL ÁLVAREZ

Cuando los cientos de músicos de las nueve comparsas comenzaron a interpretar el himno de los Moros y Cristianos de Elda se produjo una explosión de júbilo, una catarsis liberadora.

El compositor valenciano Azael Tormo Muñoz, el director invitado para abrir la celebración del año de la transición entre el covid y la normalidad, era consciente de la relevancia del momento porque lleva muchos años de vocación y dedicación como director, como compositor y como músico de calle. Una faceta que le ha llevado a conocer las fiestas de Elda desde dentro y en profundidad.

Pero antes el alcalde se dirigió a la multitud con una incipiente afonía. Rubén Alfaro tuvo que sobreponerse a la emoción tras una mañana intensa en la que ya se había derrumbado en varias ocasiones. «¡Hemos vuelto. Por fin estamos aquí. Estamos de nuevo aquí» exclamó con la voz entrecortada recibiendo una atronadora respuesta del público.

Euforia festera en Elda tras dos años sin Moros y Cristianos por la pandemia del covid-19. ÁXEL ÁLVAREZ

El alcalde Rubén Alfaro dirigiéndose a los festeros tratando de contener la emoción. ÁXEL ÁLVAREZ

«Después de dos largos años los festeros, las festeras y los eldenses hemos despertado, hemos vuelto a la luz, hemos vuelto al color, hemos vuelto a la leyenda...la leyenda de ser las mejores fiestas del mundo». Tras ser interrumpido por los aplausos, Alfaro, que desde la infancia es un apasionado de los Moros y Cristianos y los disfruta desde la infancia con mucha intensidad, deseo a todos «las mejores fiestas de vuestra vida...que seáis muy felices y que recordemos a los que ya no están entre nosotros con la mayor explosión de alegría de la historia de la ciudad», señaló antes de enumerar, una a una, a las nueve comparsas mientras el gentío las coreaba: «Piratas, Huestes del Cadí, Contrabandistas, Musulmanes, Cristianos, Marroquíes, Zíngaros, Realistas y Estudiantes...¡Vamos a celebrar las mejores fiestas del mundo!», enfatizó el alcalde tras los tradicionales vítores a San Antón, las fiestas de Moros y Cristianos y Elda.

Muchas lágrimas y muchos abrazos tras dos años de cruel pandemia. ÁXEL ÁLVAREZ

Pero la Entrada de Bandas arrancó desde la plaza del Zapatero donde los estandartes de las nueve comparsas acompañaron a sus bandas de música por un itinerario lleno de público ávido de aplaudir, disfrutar y sentir. Abriendo el desfile los representantes de la Junta Central de Comparsas, con el estandarte portado por los Moros y Cristianos de Plata de 2022, y los músicos de la AMCE Santa Cecilia luciendo con orgullo sus doscientos años de historia.

Y ya de madrugada la Retreta. Uno de los actos más joviales y divertidos de los cinco días de celebración. Otra explosión de alegría.

Llegó el día y se desató la locura.