Los desfiles de Moros y Cristianos de Elda son espectaculares pero las fiestas también tienen su "intrahistoria" y cinco días dan para mucho.
Hay maravillosos reencuentros en medio de la multitud durante la apoteósica Entrada de Bandas.
Hay imágenes con mucho "glamour".
Hay ganas de presenciar los festejos con comodidad.
Y mitigar los efectos del intenso calor que ha hecho durante las fiestas echando mano de ventiladores.
Hay mujeres valientes que se enfrentan al estruendo de los tiros en plena batalla de arcabucería para hacer la compra.
Hay actos, como la Estafeta frente al castillo de Embajadas, que reúnen a más fotógrafos y cámaras que arcabuceros.
Hay festeros que impresionan con la fantasía de sus trajes y maquillajes.
Hay balcones como palcos de honor para ver desde casa los pasacalles de Moros y Cristianos al detalle.
Hay promesas que cumplir en la Procesión de San Antón.
Hay abrazos que emocionan.
Hay niños festero que saben buscarse un buen cobijo.
Hay mascotas que también quieren salir a la calle luciendo su traje festero como por ejemplo Yacko, un Moro Realista con mucho carácter.
Hay Piratas con su parche infiltrados en la comparsa de Cristianos.
Hay momentos para divertirse.
Y también para brindar por los festeros.
Hay momentos de ternura generacional entre Moros y Cristianos.
Hay marineros venidos del continente africano camuflados entre los festeros.
También hay momentos para refrescar los pies entre desfile y desfile.
Y momentos para aplaudir a San Antón en la cálida acogida de los eldenses.
Hay escritoras eldenses como Elia Barceló que son fieles a la cita anual con los Moros y Cristianos.
Hay alcaldes festeros, como Rubén Alfaro, que no pueden reprimir su pasión por los Moros y Cristianos.
Hay escenas de admiración al ver pasar a las escuadras especiales durante las Entradas Mora y Cristiana.
Hay imágenes para disfrutar con el arte de la confección de los trajes de las capitanías mayor e infantil.
Hay momentos para escuchar y para bendecir.
Para tocar el tambor de los Musulmanes frente al bando "enemigo".
Y para enfrentarse espada en mano a quien se enfrente a los Cristianos.
Para intentar acariciar a San Antón.
Hay momentos para llorar.
Y momentos para sonreír.
Son momentos que también hacen fiesta.
