Unos padres desesperados por la adicción de su hijo al teléfono móvil han encontrado una valiosa ayuda en la Unidad del Agente Tutor de Petrer. El menor, de 16 años, estaba conectado al terminal más de ocho horas al día y había dado un enorme "bajón" en su rendimiento académico y deportivo, además de empezar a mostrar actitudes antisociales.

De hecho, había aprobado el curso con la nota mínima y quería dejarse el equipo deportivo al que pertenece desde años atrás. Todos los intentos de los progenitores por acabar con el problema no habían surtido ningún efecto así que decidieron pedir ayuda a la Policía Local.

La situación estaba llegando a un límite enfermizo y el agente tutor ha mantenido en los últimos días varias reuniones con la familia para alcanzar un acuerdo, tanto con los padres como con el adolescente, para tratar de cortar el problema de raíz antes de tener que adoptar medidas más drásticas. El protocolo de intervención ha quedado muy claro para ambas partes y las instrucciones deben cumplirse de forma estricta. Sin concesiones ni aplazamientos.

Dos horas diarias

Solo se permite al joven una exposición máxima a cualquier pantalla -ya sea de teléfono móvil, tableta u ordenador- de dos horas diarias no acumulables, exceptuando el tiempo que guarde relación con la actividad puramente académica.

Si incumple su compromiso una vez los padres deberán quitarle el móvil dos días consecutivos. Pero si incumple una segunda vez entonces la prohibición de utilizar el celular se ampliará a cinco días.

Además, el teléfono deberá disponer de una aplicación activa de Family Link que permite el control parental familiar de Google. De este modo los progenitores o tutores pueden controlar y ajustar los parámetros de los dispositivos de sus hijos restringiendo la navegación por internet, aprobando o desaprobando las aplicaciones y los contenidos, limitando los tiempos de pantalla e incluso la emisión y recepción de llamadas a la hora de dormir. 

Varios menores con sus móviles, que para ellos es «todo», según señalan. Rafa Arjones

Diez días sin móvil

En el caso de que el adolescente elimine la aplicación para evitar el control de sus padres la medida coercitiva se amplía y alcanzará los diez días sin móvil.

Finalmente, si cumple con todas las condiciones impuestas, deberá regresar a su equipo o apuntarse a un gimnasio y acudir regularmente a los entrenamientos. Así podrá disponer del teléfono dos horas diarias. Pero si el "enganche" persiste tendrá que ser remitido a un centro médico donde se tratan las adicciones comportamentales.

Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cuatro personas ya sufre trastornos de la conducta relacionados con las adicciones sin sustancia. El abuso de internet y de las redes sociales, el juego patológico, la adicción a las compras, al sexo o al trabajo son las que más están proliferando en las últimas décadas. Quienes las sufren son incapaces de controlarse a pesar de sufrir consecuencias adversas.

Convivencia escolar

El uso de las nuevas tecnologías está presente, de forma transversal, en casi todos los problemas que afectan a la actual juventud. Así se indica desde la Unidad de la Policía Local de Petrer especializada en abordar los problemas de los menores y en intervenir a través de la prevención y protección. Ejemplos hay muchos y todos ellos guardan relación con el ciberacoso o cybermobbing, la propagación del delito de odio y los conflictos de convivencia escolar.

En este sentido los agentes consideran imprescindible que los padres tomen conciencia de lo grave que pueden resultar las adicciones sin sustancia. Ya están reconocidas como patología y hay hospitales con unidades específicas para tratar la adicción a las redes sociales o a los teléfonos móviles. Además, en las situaciones más extremas este tipo de casos se trata médicamente con los mismos fármacos que se emplean para combatir la dependencia a la cocaína y el hachís.

El ejemplo de los padres

Los expertos coinciden en señalar que lo primero es evaluar el problema y conseguir que se haga un uso responsable de las pantallas. En este sentido el ejemplo de los padres es fundamental. Los móviles no pueden estar encima de la mesa cuando se come ni en las habitaciones cuando se descansa. Son normas básicas que los adultos deben cumplir si quieren que sus hijos también las respeten.

La Unidad del Agente Tutor de la Policía Local de Petrer seguirá este curso impartiendo charlas a alumnos, profesores y padres para concienciar sobre una problemática que crece exponencialmente y, lo que es peor, puede desencadenar en patologías que impiden al menor llevar una vida satisfactoria, al tiempo que ocasionan angustia y sufrimiento en su entorno familiar.