El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 3 de Elda, en funciones de guardia, ha acordado la puesta en libertad con medidas cautelares para el detenido por las supuestas amenazas y disparos de escopeta en el barrio Caliu. El juez ha decretado su liberación de forma provisional hasta que se realice el juicio ordenando, como medida cautelar, la prohibición de acercarse y comunicarse con ningún miembro de la familia con la que el arrestado tuvo el incidente. 

Al detenido se le ha abierto una causa judicial por los delitos de amenazas y tenencia ilícita de armas.

Minutos antes de ser trasladado ante el juez desde los calabozos de la Comisaría, una quincena de agentes de la Policía Nacional acordonaron el Palacio de Justicia de Elda. Las dotaciones cortaron incluso el tráfico, de forma momentánea, para evitar que se produjera un nuevo enfrentamiento entre los miembros de ambos clanes familiares.

Una pelea entre dos menores de edad de 12 años acabó a tiros el pasado lunes en el barrio Caliu de Elda. El suceso se produjo sobre las seis de la tarde del lunes y varios vecinos llamaron por teléfono al 112 alertando de un tiroteo en el barrio. Entre ellos la madre de uno de los niños.

Tres dotaciones de la Policía Nacional de Elda-Petrer acudieron rápidamente al lugar y procedieron a la detención de un hombre de 47 años, vecino de Elda, por un presunto delito de amenazas graves.

Se trataba del padre del menor que se había peleado con el otro y, supuestamente, acudió a su domicilio con una escopeta de caza en busca de venganza.

Fue entonces, según las fuentes consultadas, cuando tras proferir amenazas de muerte efectuó dos disparos al aire. No obstante los agentes no lograron encontrar ni el arma de fuego ni los cartuchos. Todo parece indicar que la persona que le acompañaba huyó rápidamente del lugar con la escopeta antes de que llegará la Policía Nacional.

Sin embargo con las pesquisas posteriores realizadas por el Grupo de Policía Judicial de la Comisaría de Elda, bajo la instrucción del Juzgado de Guardia de la ciudad, se llevó a cabo una entrada y registro en el domicilio del arrestado localizando un arma de fuego y dos vainas de munición para el arma hallada.

En abril de 2021 este diario ya informó que un aviso de reyerta con armas de fuego en el barrio Caliu de Elda movilizó a todas las patrullas de servicio de la Policía Nacional de Elda-Petrer. Al llegar los agentes al lugar donde se escucharon las detonaciones solo han encontrado a dos vecinos que estaban discutiendo de forma acalorada.

Tras mediar en la disputa los policías encontraron varios casquillos de bala en el suelo pero ningún rastro de armas de fuego. Se abrió entonces una investigación pero en ese momento no se produjeron detenciones ni hubo constancia de la existencia de heridos. El aviso a la Policía partió de varios vecinos del barrio y todo apuntó a que los disparos se efectuaron al aire con carácter intimidatorio.

Decadencia

Hace cinco años este diario ya publicaba que la decadencia urbana, los problemas de convivencia vecinal y el clima de inseguridad estaban aumentando en el barrio Calíu. Ante la degradación de sus calles y de sus edificios la presidenta de la asociación vecinal, Manuela Núñez, reclamaba en 2017 al Ayuntamiento de Elda medidas efectivas para garantizar la recuperación social, económica y patrimonial de la zona. Los vecinos ya se sentían entonces «abandonados» y «olvidados» y esa sensación ha ido a más.

La historia de Caliu es la crónica del declive de un barrio de trabajadores que se convirtió en el refugio de los inmigrantes que llegaron a Elda, en la década de los años 50 y 60, desde otras provincias de España en busca de trabajo en la floreciente industria del calzado. Muchos de esos operarios se mudaron a otras zonas de la ciudad tras la riada de 1982 y ahora, cuando regresan al barrio, ven cómo la degradación de las calles y de los edificios es una realidad tan visible como los carteles de "Se Vende" que proliferan en ventanas y balcones. Les cuesta incluso reconocer algunas de las calles donde criaron a sus hijos por la suciedad y el abandono fruto de la propia desidia de algunos de sus nuevos moradores.

Aunque la inseguridad ciudadana ha ido a más el mayor problema es la difícil convivencia vecinal. Puertas de entrada a edificios y señales de tráfico arrancadas, basuras y todo tipo de mobiliario por las calles, llamadas a horas intempestivas a los timbres e insultos y vandalismo son el día a día al que se enfrentan algunos de los residentes.

Pero el SOS contra la marginalidad ya lo lanzó la asociación en el año 2011 cuando comenzaban a surgir los problemas que ahora se han cronificado. Ya entonces los vecinos indicaron que la situación había empeorado "a marchas forzadas" desde 2008, lo que llevó a la Asociación de Caliu que presidía Víctor Zafra a enviar a la Alcaldía un escrito recordando todas las carencias y deficiencias que sufría la barriada. La carta la firmaron 60 afectados y en ella se lanzó una nueva llamada de socorro, un SOS solicitando ayuda al equipo de gobierno que lideraba la popular Adela Pedrosa para que este distrito urbano pegado al cauce del Vinalopó, y en el que viven más de 1.200 eldenses, no termine convirtiéndose en otro gueto de la droga y la delincuencia como le pasó a la cercana Tafalera.