Mónica Márquez y Antonio Arráez, dos jóvenes con discapacidad intelectual de Asprodis, han encontrado trabajo en una empresa de calzado de Elda. Ahora se sienten "las personas más felices del mundo" porque ya tienen un empleo fijo remunerado con el que poder ayudar económicamente a sus familias y con el que sentirse útiles para la sociedad.
La historia de humanidad y polivalencia de Antonio y Mónica para ser contratados es un paso más hacia la integración real gracias a empresarios comprometidos como Manuel García, el gerente de Manufacturas Flyer, una firma vinculada a la prestigiosa marca de zapato femenino Stuart Weitzman. Todo surgió a raíz de una conversación con un amigo que le contó lo gratificante que suponía trabajar con personas con diversidad funcional en Asprodis, la Asociación por los Derechos de las Personas con Discapacidad Intelectual de la provincia de Alicante. El relato de su amigo conmovió a Manuel y al día siguiente se puso en contacto con el Servicio de Inserción Laboral de Asprodis para concertar una cita.
“La idea de contratar a personas con discapacidad me surgió por responsabilidad moral y no por necesidad legal”, añade García. Desde el minuto uno se esbozaron los pasos a seguir para que las inserciones laborales en su empresa se hicieran realidad con rapidez pero sin precipitaciones.
Lo primero que hicieron los técnicos de empleo de Asprodis fue formar a dos personas usuarias en funciones específicas durante un mes. Tocaba doblar bolsas y configurar separadores para cajas de zapatos. A continuación se pactaron tres meses de experiencia y para ello fue esencial la intermediación de la Fundación Mapfre. Y por último se pasó a la acción ofreciendo apoyo en el empleo.
“Cuando los vi empezar se percibían las ganas que tenían y desde el primer minuto son uno más de la empresa”, comenta Vanessa Ferrándiz, encargada del lavado de la horma. “La verdad es que los dos me aportan más que yo a ellos. Son un reflejo de la empatía y la bondad. Quieren aprender e integrarse en la sociedad y con nosotros pueden contar”, comentaba contando con la total aprobación de los compañeros de la plantilla.
Transcurrido el pasado verano hubo una nueva reunión entre ambas partes para valorar las sensaciones y evaluar las pretensiones. Era una reunión clave y sin embargo no duró más de cinco minutos. Las ideas estaban más que claras. Manufacturas Flyer quería seguir contando con Mónica y Antonio. Una decisión que todos los trabajadores celebraron porque tenían muchas ganas de que continuaran.
“Todo lo que se les pide en el trabajo lo hacen con mucho empeño”, explica Felipe del Amo, encargado del almacén, mientras Alejandro Caballero, trabajador del área de cortado, confiesa que su admiración por lo cuidadoso que es Antonio. "Lo hace todo a conciencia”, subraya. Para Yolanda Mateo, encargada del metido en caja, "lo más sorprendente es lo disciplinados que son los dos" en todos sus tareas. “Se quedan muy rápido con las funciones que hay que hacer”, añade María Vicente, de la misma sección que Yolanda. “Y además todo lo hace con amabilidad”, sentencia Elisa Vizcaíno. Pero al gerente lo que más le ha impactado es “el lado humano de convivir con ellos en el día a día.
"En definitiva -concluye Manuel García- nos hemos quedado encantados por su eficacia y su polivalencia. Pero si no hubieran funcionado, no se les habría contratado”, se sincera el gerente.
Para el presidente de Asprodis, Juan Rafa Hernández, “es muy importante que haya empresas que apuesten por personas con diversidad funcional. Poco a poco vamos dando pasos y Antonio y Mónica son solo dos ejemplos pero hay muchos más”. Y en este camino de dificultades el Servicio de Empleo de la asociación, que dirige Ester Díaz, "ayuda a derribar prejuicios mostrando las capacidades de las personas a empresarios comprometidos”.
