Siete contra siete

Un equipo benjamín del Monóvar Atlético decide retirar a un jugador del campo para igualarse en número con el Biarense a pesar de costarle la derrota

Los 19 jugadores del benjamín B del Monóvar Atlético con sus entrenadores Indra Picó, Maren Picó y Nicolás Botero.

Los 19 jugadores del benjamín B del Monóvar Atlético con sus entrenadores Indra Picó, Maren Picó y Nicolás Botero. / JOSÉ ANTONIO PALOMARES PÉREZ

Pérez Gil

Pérez Gil

La entrenadora y los pequeños futbolistas del equipo benjamín B del Monóvar Atlético han protagonizado uno de esos gestos que dignifican los auténticos valores del deporte. Cuando ambos equipos se disponían a disputar el partido de Liga correspondiente a la séptima jornada, el Monóvar decidió retirar a uno de sus jugadores del campo para enfrentarse en igualdad de condiciones al Biarense, que solo disponía de siete de los ocho futbolistas reglamentarios. Una adversidad que se produjo porque tenían muchas bajas y, además, uno de los niños se puso enfermo durante el calentamiento previo al encuentro en el campo de fútbol Santa Bárbara.

La generosa decisión terminó costándole la derrota al equipo monovero pero dio una lección de deportividad que ha sido reconocida por la directiva del CD Biarense con una carta de agradecimiento.

Antes de tomar la decisión la entrenadora del Monóvar Atlético, Indra Picó Payá, habló con sus jugadores para explicarles lo que pretendía hacer. "Ellos son siete y nosotros tenemos que ser siete para no jugar con ventaja", se limitó a decirles Indra Picó antes de comunicárselo al técnico del Biarense y al árbitro. Todos los pequeños futbolistas del equipo monovero lo entendieron y aceptaron y, a pesar de la derrota sufrida en casa por 0-4, no hubo ni una sola crítica ni reproche por parte de los niños ni de los padres. Todo lo contrario, alabaron la actitud.

Los jugadores del benjamín B del Monóvar Atlético durante un entrenamiento.

Los jugadores del benjamín B del Monóvar Atlético durante un entrenamiento. / INFORMACIÓN

"Tengo a mi cargo a 19 niños de ocho años que este año están jugando por vez primera en una Liga federada. Ganar o perder es secundario porque el fútbol les enseña muchas más cosas que simplemente darle patadas a un balón y eso es lo realmente importante", ha indicado a este diario la entrenadora que cuenta como ayudantes con su hermano Maren Picó y Nicolás Botero.

Lo que le ha sorprendido es la carta de agradecimiento enviada al club por la presidenta del CD Biarense porque, en los cinco años que lleva entrenando, nunca le había ocurrido algo así.

"Acudimos al partido con numerosas bajas, contábamos solo con ocho jugadores y durante el encuentro uno tuvo que retirarse porque no se encontraba bien, por lo que tuvimos que jugar el partido con siete jugadores. Y en cuanto la entrenadora Indra Picó Payá se percató de ello, habló con el árbitro y le dijo que jugaría también con siete jugadores, retirando un jugador del campo para que los dos equipos jugaran en igualdad de condiciones", explica la presidenta Virtu Azorín Valdés destacando en su escrito que "estas acciones son las que deben de primar en las categorías de fútbol base, por lo que volvemos a reiterar nuestro agradecimiento al Monóvar Atlético".

Los entrenadores del benjamín B hablando con los jugadores antes de iniciar el entrenamiento.

Los entrenadores del benjamín B hablando con los jugadores antes de iniciar el entrenamiento. / INFORMACIÓN

El coordinador general del club, David Fenoll, conocido como "El bicho" en su etapa futbolística, también felicitó a la entrenadora por una decisión personal que no fue ordenada desde la dirección.

"En ese tipo de comportamientos se basa el deporte. Somos una escuela de fútbol humilde con 180 jugadores repartidos en 14 equipos pero en valores podemos competir con cualquier rival. Para nosotros el resultado no es importante. Lo que nos importa es la formación y los valores y en ese sentido el gesto que tuvo nuestra entrenadora nos encantó", indica Fenoll admitiendo que a sus 54 años, y tras toda una vida ligada al fútbol, ha cambiado radicalmente su visión sobre el deporte rey.

A sus 25 años Indra tiene muy claro que el fútbol base no solo forma a los niños sino también a los padres. Aunque reconoce que "todavía nos encontramos con algún que otro descerebrado que ofrece un pésimo ejemplo a sus hijos y al resto de compañeros", señala que son casos aislados. Pero la joven también hace autocrítica: "hay entrenadores que tratan a los niños como si fueran profesionales y ese no es el camino...".

El camino muchas veces es perder en el campo para ganar en la vida. En eso consiste el deporte.