La desconocida fauna salvaje que habita en las calles de Elda y Petrer

El fotógrafo naturalista Néstor Rico cataloga junto a su hija un centenar de especies de animales silvestres que trasladan su hábitat, de las montañas a la ciudad, en busca de alimento sin que la presencia humana les incomode

Una descarada ardilla observando a unas niñas jugando en un parque del casco urbano de Petrer.

Una descarada ardilla observando a unas niñas jugando en un parque del casco urbano de Petrer. / Néstor Rico Campos

Pérez Gil

Pérez Gil

La fauna salvaje también es urbanita. La conurbación de Elda y Petrer se ha convertido en el hábitat de un amplio y variado catálogo de especies silvestres cuya presencia en ambos cascos urbanos resulta tan sorprendente como desconocida. La reciente localización de una garza real de un año que vive en una pinada próxima al parque 9 de Octubre de Petrer, y se alimenta de las carpas de su estanque, ha despertado el interés por un mundo animal paralelo al humano que pasa inadvertido para casi todos. Sin embargo, en cualquier rincón de Elda y Petrer se puede disfrutar de la naturaleza a través de la observación de aves, mamíferos, reptiles, anfibios y una amplia lista de invertebrados que comparten espacio con las personas de forma discreta y mostrando un comportamiento más confiado que el de sus familiares de la montaña.

Culebra bastarda.

Culebra bastarda. / Néstor Rico Campos

Esta singular riqueza faunística urbana se debe al enclave orográfico en el que se encuentran los dos municipios del Medio Vinalopó, rodeados de montañas y con la rambla de Puça de Petrer y el río Vinalopó como corredor natural desde el Pantano hasta el Puente Sambo de Elda. Además, la mayoría de las rapaces son territoriales y generan el fenómeno denominado "crías en dispersión". Cuando los polluelos alcanzan cierta madurez sus progenitores los expulsan de su hábitat y se ven obligados a colonizar otras zonas. En esos casos la cercana presencia del casco urbano compartido de Elda y Petrer se convierte en un destino atractivo para ellos por varios motivos. Hay pinadas y tejados inaccesibles donde construir sus nidos, muchas palomas y pequeños pájaros de los que alimentarse, agua en las fuentes, balsas y estanques y, lo más importante, se han acostumbrado a una presencia humana que tampoco supone ninguna amenaza para ellos porque en la ciudad no se caza.

Uno de los mayores expertos en la materia es Néstor Rico Campos, que lleva toda una vida dedicada a la observación, estudio y fotografía de la fauna salvaje que habita en los valles y montañas del Vinalopó.

Hay una enorme cantidad de especies silvestres que viven e interactúan con nosotros en el día a día

Gavilán.

Gavilán. / Néstor Rico Campos

Sigilosos y camuflados

El fotógrafo naturalista de Petrer se embarcó hace año y medio en un nuevo proyecto: catalogar y fotografiar la fauna urbana para mostrar aquellas especies que encuentran su ecosistema entre la población. Es un trabajo que le hace "muchísima ilusión" porque en esta nueva aventura le acompaña su hija Triana Rico que, con tan solo siete años, ya se ha convertido en una naturalista de gran nivel.

Ambos llevan acumuladas muchísimas horas de observación en la rambla de Puça y en los parques, jardines, solares y descampados de Elda y Petrer. Siempre sigilosos y camuflados en la vegetación, con sus cámaras preparadas para captar con el objetivo la llegada de cualquier animal salvaje. Un periplo en el que se acumulan decenas de anécdotas.

El astuto zorro.

El astuto zorro. / Néstor Rico Campos

Néstor Rico se conoce las sierras del Cid y el Maigmó como pocos y tiene muy claro que la presión humana es el principal factor que interfiere en los ecosistemas de la montaña. Recuerda en tal sentido que durante las restricciones de movilidad de la pandemia, cuando solo se permitía salir de casa un par de horas, observó en dos ocasiones a jabalíes recorriendo tranquilamente la rotonda de acceso al polígono industrial Les Pedreres de Petrer. Era un gran macho comiendo a plena luz del día en el margen de la carretera pero al detectar la presencia de Néstor y Triana huyó raudo y desapareció entre los arbustos. Pues bien, unas semanas más tarde también localizaron en el mismo lugar una piara de seis ejemplares.

Triana Rico con una serpiente viperina en la rambla de Puça.

Triana Rico con una serpiente viperina en la rambla de Puça. / Néstor Rico Campos

La presencia del astuto zorro en la urbe es más habitual que la del jabalí. Es más osado y suele acudir a los contenedores de basura en busca de comida. Pero hay muchos otros mamíferos que aunque pasan inadvertidos también habitan los cascos urbanos de Elda y Petrer. Por ejemplo los murciélagos. Son un total de 17 las especies de "ratas voladoras" que cazan cada noche debajo de las farolas de las viviendas cumpliendo así con su función de "extraordinario insecticida natural" para los humanos.

La rambla de Puça a su paso por el casco urbano de Petrer en dirección al casco urbano de Elda.

La rambla de Puça a su paso por el casco urbano de Petrer en dirección al casco urbano de Elda. / Néstor Rico Campos

"Hay otros roedores que también nos acompañan en nuestra vida cotidiana. Unos son odiados como las ratas y otros adorables como las ardillas, que están presentes en los jardines donde hay pinos porque la piña es su principal alimento y son admiradas por su belleza pero las apariencias engañan..." señala el experto.

Podemos disfrutar de la naturaleza en cualquier rincón de nuestras calles y jardines sin ir al monte

El simpático erizo europeo también habita en los descampados de ambas localidades aunque solo sale de noche para cazar las lombrices, caracoles y otros pequeños invertebrados de los que se alimenta. En la rambla de Puça, en pleno casco urbano, también hay ejemplares de sapo común y culebras viperinas y bastardas.

El sapo común.

El sapo común. / Néstor Rico Campos

Pero la gran pasión de Néstor Rico son las aves y en el último año y medio ha podido catalogar, con la ayuda de su "compañera especial", un total de 50 especies salvajes que se han hecho urbanitas. "Aves cantoras, pequeñas y alegres, una auténtica maravilla para los oídos poder escuchar las melodías del jilguero, el verderón y los pardillos entre otras pequeñas aves insectívoras como las currucas, mosquiteras, herrerillos y carboneros que ni siquiera superan los quince centímetros de longitud", comenta con entusiasmo.

Un gavilán cazando tórtolas

Todos ellos son la base de la dieta del cernícalo vulgar y el gavilán, ejemplar al que se le dio el nombre de «comepájaros» por capturar aves enjauladas en ambos municipios, aunque su principal alimento son las tórtolas. Recuerda en este sentido el experto que tuvo la ocasión de ver un lance en directo en mitad de una calle, concretamente en la pinada de Villaplana de Petrer, mientras circulaba con su vehículo. "Iba conduciendo y vi dos tórtolas turcas en mitad de la carretera y unos metros antes de llegar a ellas apareció, de la nada, una hembra de gavilán que de un certero golpe apresó a una de sus presas y se la llevó al vuelo. La escena transcurrió en segundos pero todavía la recuerdo como si fuera ayer", relata.

Por los cielos de la conurbación también vuelan aves acuáticas que ocasionalmente visitan los estanques para pescar. Entre ellas el cormorán grande, las garcillas y la garza real, la especie que ha desatado en las últimas semanas el interés por la fauna salvaje de Elda y Petrer.