Elda convertirá el solar insalubre de la fábrica de Maestre en otro parking gratuito

El Ayuntamiento acabará con las quejas vecinales y sumará las 300 nuevas plazas de vehículos a las 575 habilitadas en distintos barrios en los últimos cuatro años

Imagen de la abandonada fábrica de Emerito Maestre antes de su demolición.

Imagen de la abandonada fábrica de Emerito Maestre antes de su demolición. / Áxel Álvarez

Pérez Gil

Pérez Gil

El solar de 6.000 metros cuadrados que ocupó la antigua fábrica de calzado de Emérito Maestre de Elda dejará de ser un foco de insalubridad para convertirse en un aparcamiento público gratuito con más de 300 plazas.

La medida, además de atender la petición de los vecinos del barrio de La Casa de la Juventud con un aparcamiento de proximidad, permitirá recuperar un amplio espacio urbano situado a las puertas del centro histórico y en las inmediaciones de la Comisaría de la Policía Nacional y de la Plaza de Toros.

Elda cuenta con uno de los mayores parques automovilísticos de la provincia de Alicante y las 300 nuevas plazas de parking se sumarán a las 575 creadas durante los cuatro últimos años en diferentes barrios.

El abandono de la fábrica de Emérito Maestre la convirtió en un vertedero urbano donde campaban las ratas y se colaban toxicómanos, vándalos y menores. Hace ahora diez años este diario ya se hizo eco de las quejas vecinales. "Estamos hartos y con miedo de que cualquier día pase algo", indicaron los residentes de esta parte del barrio de la Casa de la Juventud.

La basura, la maleza y las ratas se habían adueñado de unas instalaciones fabriles abandonadas durante medio siglo.

La antigua fábrica fue adquirida por una empresa constructora que en 2013 que renunció al proyecto de urbanización que había presentado al Ayuntamiento. Y aunque tapiaron las puertas de acceso y alertaron en sus muros de la prohibición de entrar, los actos vandálicos se sucedían con mucha frecuencia. Es más, un año antes el gobierno de la popular Adela Pedrosa llegó a ofrecerle el inmueble a Mosaico, la Asociación para la Protección del Patrimonio Histórico y Cultural, para albergar el Museo Etnológico, lo que fue calificado de "chiste de mal gusto" por el entonces director del Museo Etnológico y secretario de Mosaico, Tomás Palau.

Finalmente fue en agosto de 2017 cuando el Ayuntamiento anunció el derribo del ruinoso y peligroso inmueble ubicado entre las calles San José de Calasanz y Juan de Austria. Había riesgo de derrumbe y la concejalía de Urbanismo, entonces dirigida por Pilar Calpena, ordenó su demolición atendiendo de este modo una vieja reivindicación vecinal.

Pero los trabajos no concluyeron en los dos meses previstos porque las cubiertas contenían el cancerígeno amianto y hubo que retirar los escombros siguiendo un cuidadoso protocolo de seguridad e higiene en el trabajo, lo que ralentizó las tareas hasta febrero de 2018.

Además, el Ayuntamiento acometió la actuación mediante una ejecución subsidiaria costeando la demolición porque el edificio pertenecía a una empresa insolvente. Por tanto, cuando el derribo concluyó el Ayuntamiento inició las correspondientes gestiones para que la sociedad propietaria sufragará todos los gastos.

Fue una de las primeras fábricas de Elda. Se construyó entre los años 1906 y 1912 en una zona alejada del núcleo urbano llamada Casas de Santo, que incluía las naves industriales y las viviendas de los empleados, por lo que el conjunto estaba catalogado como complejo fabril. Durante los años posteriores, debido al crecimiento de la población, la ciudad fue extendiéndose hasta llegar a la zona.

El valor histórico del complejo fabril llevó a varios colectivos eldenses a pedir su recuperación con propuestas para convertirlo en un museo o un espacio cultural para acoger exposiciones. Más recientemente se ha sugerido, incluso, la posibilidad de recuperar alguna de las casas de los trabajadores, como otro punto de atracción para el turismo industrial, realizando recreaciones históricas sobre la industria del calzado a principios del siglo XX.

El elevado coste económico y la falta de voluntad política redujo las históricas naves a escombros. Y ahora su solar se convertirá en un aparcamiento de vehículos.