Catarsis en Elda en el comienzo de los Moros y Cristianos
La interpretación del pasodoble Idella abre la celebración con más de 16.000 personas cantando a una sola voz dirigidos por el maestro Iñaki Lecumberri
Como si no hubiera un mañana. Así ha cantado Elda el pasodoble Idella con el que han comenzado las fiestas de Moros y Cristianos. Una multitud alegre, nerviosa y expectante se ha congregado antes de las ocho de la tarde frente al castillo de Embajadas, desde la calle Colón y aledañas hasta una plaza del Ayuntamiento abarrotada de público, que ha superado las 16.000 personas que ya contabilizó la Policía Local el año pasado.
Ha sido el contestano Iñaki Lecumberri el encargado de dirigir el pasodoble del maestro Miguel Villar que, con el paso del tiempo, se ha terminado convirtiendo en el himno de la mayor celebración de la ciudad: los Moros y Cristianos en honor a San Antón.
Cuando el actual director de la AMCE Santa Cecilia de Elda ha alzado la batuta sobre el castillo de Embajadas para dirigir a los músicos de las diez bandas se ha vivido un momento de catarsis colectiva. Se han liberado los sueños y las ilusiones, los anhelos, las penas, frustraciones y alegrías de todo un año de larga espera. Cinco minutos de catarsis. De las 21.15 a las 21.20 horas el tiempo se ha parado en Elda mientras una marea festera cantaba a una sola voz con los teléfonos móviles por bandera.
Y con el último compás del pasodoble Idella, que el director también ha cantado y disfrutado, se ha vuelto a desencadenar la ceremonia de besos, abrazos, gritos y lágrimas de emoción que se repite cada año al finalizar la Entrada de Bandas de Música, el primer acto de unos Moros y Cristianos que es más que una fiesta.
"Es historia y tradición. Es nuestra vida. Es empezar a desfilar antes incluso de saber andar. Es crecer de la mano de tu compañero de escuadra. Es enamorarse por primera vez entre pasos dobles, marchas moras y cristianas. Es perder la noción del tiempo hasta nuestro primer amanecer después de una noche de fiesta. Es ver crecer a la familia que elegimos en torno a un cuartelillo. El ciclo de nuestras vidas que se completa cuando llevas a tu nieto en brazos en una carroza", pregonó Victoria Arnáu unas horas antes del "jueves de Moros".
Segundos antes del "momento Idella" el alcalde Rubén Alfaro se ha dirigido a la multitud: «¡Ya estamos aquí otra vez. Hoy nuestra ciudad unida se viste de alegría, felicidad y fiesta. Un año más la historia nos convoca para celebrar las mejores fiestas del mundo!» exclamó antes de cumplir con el ritual de enumerar, una a una, a las nueve comparsas mientras el gentío las aclamaba: «Piratas, Huestes del Cadí, Contrabandistas, Musulmanes, Cristianos, Marroquíes, Zíngaros, Realistas y Estudiantes...¡Elda es lo mejor. Somos los mejores. Somos los número uno!», enfatizó Alfaro antes de los tradicionales vítores a San Antón, a las fiestas de Moros y Cristianos y a Elda.
Pero la Entrada de Bandas arrancó a las ocho de la tarde desde la plaza del Zapatero, donde los estandartes de las nueve comparsas cubrieron con sus bandas de música un itinerario lleno de público ávido de diversión.
Abriendo el desfile las autoridades municipales y los representantes de la Junta Central de Comparsas de Moros y Cristianos, con el estandarte portado por un emocionado expresidente Pedro García, y los músicos de la AMCE Santa Cecilia acompasando el pasacalles con la solera de sus dos siglos de historia.
La espera se hace larga y los cinco días pasan muy rápidos pero ha llegado el gran momento. Elda está en fiestas.
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