Villena, la Terreta y la tercera España

Villena, la Terreta y la tercera España

Villena, la Terreta y la tercera España / AntonioAdsuarSomosTerreta

Antonio Adsuar

Antonio Adsuar

Los buenos amigos, me permito opinar, son los que te encomiendan misiones difíciles. «Tienes que escribir un artículo sobre Villena». Me conminó así, hace poco, mi afable colega y colaborador de este diario Antonio Sempere.

Tras meditar el enfoque y la oportunidad, aquí estoy lanzándome a la tarea. Espero juzgues con indulgencia, cordial lector, el producto de la encomienda.

Una aclaración previa: sé muy poco de la historia de la conspicua ciudad de Villena, urbe histórica, patrimonial y clásica. Siempre he pensado, y así lo defiendo hace años, que lo que necesitamos en la Terreta es generar más historia compartida, más historia que teja el relato conjunto de nuestra provincia.

Además, un historiador por bueno que sea no puede saber demasiado del complejo pasado de los 141 municipios que componen las comarcas de Alicante.

No obstante, como dije, acepto el reto. He venido a hablar de Villena, querido Antonio, no de mi libro. Adelante.

Villena ha constituido desde antiguo un núcleo poblado relevante, complejo. Ha sido la villa una ciudad poliédrica, que desde la Edad Media se ha movido entre la Corona de Castilla y la Corona de Aragón.

Villena, como la Terreta en su conjunto, se caracteriza sobre todo por ser tierra de frontera. No es necesario para darse cuenta de hasta qué punto esto es así, avispado lector, mas que darle un vistazo a cualquier mapa actual.

Ahí está Villena, medio manchega, con sus influencias murcianas, cercana a la provincia de Valencia pero perteneciente sin duda al mundo del corredor del Vinalopó y a nuestra provincia de Alicante desde hace casi doscientos años.

Su carácter mixto, fronterizo, le da por lo tanto su idiosincrasia a la sociedad villenense sin duda.

Habrá quien diga que no tenemos el resto de los alicantinos mucha historia en común con esta urbe, que solo en 1836 pasó un poco de rebote a pertenecer Villena a la provincia de Alicante.

No estoy de acuerdo, si me permites afirmarlo querido lector. Siempre, desde la edad antigua y la edad media más profundas, tuvo Villena una relación clave con nuestro cosmos alicantino.

Villena y su inmenso término no nos es en absoluto ajeno, conviven sus realidades con nosotros desde hace mucho.

Hablemos un poco de historia concreta, de hechos, fechas y datos.

El señorío de Villena fue creado en 1256 y en 1333 adquirieron esta tierras excelsas rango de principado. Aunque la capital de esta contrada perteneció sin duda a la Corona de Castilla, el señorío incluyó en muchas épocas históricas tierras en el sur del Reino de Valencia.

Novelda, Elche y mi Crevillent, por ejemplo, pertenecieron a este feliz y próspero principado.

En realidad este señorío, que pasó a tener rango de marquesado en 1366, constituyó de facto una especie de país medieval independiente. Era Villena el centro de una tercera realidad sociopolítica, entre la Corona de Aragón y la Corona de Castilla.

Esta condición de ser-en-la-frontera la encarna mejor que nadie sin duda el gran noble Don Juan Manuel, que nació en 1282 y murió en 1348.

Fue hijo este potente señor nada más y nada menos que del infante Pedro Manuel, hermano de Alfonso X el Sabio.

Gozó Don Juan Manuel de un intenso poder. Contaba con un perspicaz ejército propio, muy temido en aquellos siglos XIII y XIV. En su señorío acuñó moneda, siendo esta una práctica característica casi en exclusiva de los reinos.

Fue un eminente noble castellano pero se casó con Constanza (1300-1327), hija del rey de la Corona de Aragón Jaime II. Este matrimonio tuvo como objetivo conseguir el apoyo de esta corona federal para afianzar su poder en una época en la que se vio envuelto en las convulsas guerras fratricidas castellanas.

Recordemos que Jaime II (1267-1327), nieto de Jaime I, fue el monarca que conquistó el sur de la actual provincia de Alicante, incorporándola al Reino de Valencia por los tratados de Torrellas (1304) y Elche (1305).

Trató por lo tanto nuestro Don Juan Manuel con éxito de sobrevivir en este complicado laberinto medieval, trufado de belicosas monarquías hispánicas que se expandían contra el Islam.

El sobrino de Alfonso X fue además autor de una obra literaria clásica, «El conde Lucanor», que aún se estudia en la educación secundaria de toda España.

Fue por lo tanto Don Juan Manuel un personaje de frontera, poliédrico y muy «alicantino».

Villena era una pieza intermedia en aquel contexto hispánico medieval. Don Juan Manuel fue un verdadero «man-in-the-middle», representante de lo que hoy podríamos denominar «la tercera España».

Tras la muerte de nuestro protagonista en 1348, continuó Villena ganando importancia, llegando a incrementar enormemente su territorio. Cuenta la ciudad hoy en día con el segundo término municipal de la provincia de Alicante, lo que atestigua sin duda su clásica y centenaria relevancia.

Fue nuestra urbe así mismo una potente ciudad en la edad moderna, fundándose un segundo marquesado ya en 1445, que recayó en la figura de Juan Pacheco. Este título fue concedido a este noble por el rey Juan II, padre de Isabel la Católica.

Este marqués tan notable jugó un importante papel en las guerras civiles hispánicas que trajeron finalmente el reinado de los Reyes Católicos a finales del siglo XV.

La derrota de Pacheco en estas contiendas llevó a Villena a volver al dominio de la Corona en 1480, aunque el nombre clásico de «marquesado» perduró para referirse al territorio.

En 1525 Villena recibió el título de ciudad, la cosa iba prosperando. En la guerra de Sucesión española (1701-1714) fue la villa borbónica, favorable al candidato que resultó vencedor de esta enésima contienda civil, Felipe V d’Anjou.

El crecimiento poblacional y económico de nuestra urbe continuó tras algunos años duros marcados por la invasión francesa de 1808. Villena fue una plaza destacada al contar con un magnífico y codiciado castillo, que ha marcado por siglos la vida de la ciudad.

Perteneció Villena a las provincias de Murcia y Albacete, quedando encuadrada como dijimos desde 1836 en la provincia de Alicante, tierra con la que ha vivido por siempre vinculada por el corredor del Vinalopó, que conecta Madrid con el muy relevante puerto marítimo de la ciudad de Alicante.

Precisamente es en la actualidad Villena capital de la comarca del Alto Vinalopó. Disfruta la ciudad de una economía diversificada, destacando la agricultura y el sector del calzado.

Cuenta nuestra urbe hoy con unos 34.000 habitantes. He querido hacer un recorrido sucinto por la historia y la identidad de la ciudad de mi amigo Antonio Sempere, espero haber sido capaz de cumplir medianamente con la misión que mi tocayo me señaló.

Como has podido ver, amable lector, he puesto el acento en la Edad Media y en la figura del temperamental noble Don Juan Manuel, ya que esta etapa y este personaje reflejan, a mi modo de ver, mejor que otras, la identidad de Villena.

Cierro ya el artículo con una conclusión más personal y opinativa, marca de la casa como sabéis aquellos que me leéis asiduamente.

En mi opinión, hemos de estar orgullosos como alicantinos de que nuestra provincia cuente con Villena, de que los villeneros y villeneras hayan querido pasar a formar parte de nuestro «nosotros alicantino»

Villena es, como el conjunto de las comarcas de Alicante, sobre todo tierra de frontera. La Terreta conforma un universo abierto, cosmopolita, plural, que quiere seguir aportando desde la diversidad a una España poliédrica y a una Comunidad Valenciana más cohesionada.

Quiero para terminar dedicar este artículo también a mi amigo villenense Antonio José Guillén, que hace ya décadas que me ilustra en nuestros paseos por su ciudad natal.

Más Villena es más Alicante, sumemos por una Terreta mejor.