Lechuzas «alistadas» para regresar a la naturaleza desde Aspe
La Generalitat confía en una finca del municipio para realizar un proyecto de cría en cautividad de rapaces nocturnas que contribuirá a la repoblación de la especie en el Medio Vinalopó y descargará los centros de recuperación de Alicante y Valencia

La lechuza común quiere volver a sobrevolar Aspe / Áxel Álvarez
Ochenta años atrás, la lechuza común ya criaba en la Basílica Nuestra Señora del Socorro de Aspe. Así lo asegura el ornitólogo y experto en aves silvestres Pedro Gómez. De hecho, el prestigioso naturalista Félix Rodríguez de la Fuente trabajó in situ con estas rapaces nocturnas. No obstante, tras unas obras «inapropiadas» en el templo, las lechuzas desaparecieron y no fue hasta hace tres años cuando se volvió a ver a una pareja de estas aves criando de nuevo en el mismo lugar. Este regreso ha sido posible gracias a un programa de «hacking», que no es otra cosa que la cría en cautividad para su posterior liberación.
Los buenos frutos del «hacking» llevado a cabo en la basílica de Aspe supusieron un antes y un después en la recuperación de la lechuza común en la zona. Esta especie, que tenía a bien anidar en el templo, dejó un espacio vacío tras su desaparición, propiciando la proliferación de palomas. Sin la presencia de su principal depredadora, estas aves se adueñaron del lugar, causando daños en las esculturas y estructuras del templo debido a sus heces corrosivas, según recuerda Gómez.
Actualmente, la lechuza común está catalogada como especie vulnerable. Pedro Gómez advierte que, si no se toman medidas efectivas, «en breve entrará en peligro de extinción». Con el objetivo de reintroducir esta rapaz nocturna en el medio natural, concretamente en el paraje de la Ofra, se ha puesto en marcha un proyecto de «hacking» desde unas instalaciones privadas en Aspe. La Generalitat ha confiado en la finca Soria para llevar a cabo la cría en cautividad de lechuzas, lo que además aliviará la carga de los centros de recuperación de Santa Faz, en Alicante, y El Saler, en Valencia.
Cuatro polluelos
El proyecto comenzó con cuatro ejemplares que llegaron hace unas semanas siendo polluelos y que ahora, ya más crecidos, comienzan a adaptarse a su entorno. Gómez, junto con los alumnos de la finca (que también funciona como centro de menores en colaboración con el gobierno holandés), se encarga del cuidado diario de las aves, alimentándolas y supervisando su desarrollo. Además, las aves fueron anilladas a su llegada para llevar más control.

El ornitólogo Pedro Gómez, anilla uno de los polluelos a su llegada a Aspe. / INFORMACIÓN
Las lechuzas se alojan en una casita parcialmente a oscuras, en la que recientemente se ha abierto un pequeño hueco que conecta con una jaula exterior. Según ha observado Gómez a través de cámaras de vigilancia instaladas, las aves ya han comenzado a salir por las noches para explorar el entorno natural donde se espera que sean reintroducidas en el futuro. Este proceso gradual es clave para garantizar su adaptación y supervivencia en libertad.
«Los pollitos de lechuza con más de cuarenta días ya piensan que han nacido aquí y desde aquí saldrán volando. No hay autovías, no hay carreteras, por lo que es un hábitat ideal porque ya no tienen ese peligro», explica Gómez. Igualmente, el ornitólogo recuerda que, en ocasiones, los centros de recuperación como el de Santa Faz en Alicante y El Saler en Valencia reciben animales heridos o con alguna lesión. En el caso de las lechuzas, Gómez destaca que «está comprobado que, aunque una lechuza esté mal, logra criar en cautividad puede servir para reintroducirla en hábitats donde esta especie debería estar presente».
Parejas reproductoras
Tras la visita de la Generalitat a las instalaciones, la finca Soria acogerá próximamente a dos parejas de lechuzas reproductoras procedentes de los centros de recuperación de El Saler y otra pareja de Santa Faz. Estas aves se alojarán en aviarios que cuentan con una zona sombreada para protegerlas de la luz y un espacio exterior con un olivo, creando así un entorno adecuado para la cría y el desarrollo de la mayor cantidad posible de polluelos.
«Todas las crías que se obtengan de estas lechuzas se introducirán en la localidad de Aspe y municipios limítrofes, con el fin de reintroducir la especie en el paraje de la Ofra y sus alrededores», asegura el experto. Gómez recuerda que las lechuzas además de para controlar las palomas, como es en el caso de la basílica de Aspe, también controlan las plagas de roedores y desempeñan un «papel ecológico fundamental».
Ecosistema local
El alcalde de Aspe, Antonio Puerto, destaca los importantes proyectos que se han puesto en marcha en la localidad referentes al Medio Ambiente, como la estación de anillamiento, la ornitológica y el aula de la naturaleza, así como la estrecha colaboración con los centros de recuperación de Alicante y Valencia para albergar a las parejas de lechuzas reproductoras en el municipio. Además, el alcalde subraya que la recuperación de las lechuzas pone de manifiesto la importancia de estas aves en el ecosistema local.
«Las lechuzas son fundamentales para evitar la proliferación de especies invasoras, como la paloma, cuya sobrepoblación ha sido un problema en la Basílica Nuestra Señora del Socorro. Este proyecto no solo beneficia a la fauna, sino que también reafirma el compromiso de Aspe con la conservación de la biodiversidad», concluye.
Así, desde Aspe, las lechuzas se alistan para regresar a su hábitat natural, del que nunca debieron de salir.
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