Mariano Rajoy Brey (56 años) llegó a Santa Pola en 1987 tras haberse convertido, con 24 años, en el registrador de la propiedad más joven de España. Políticamente no era un hombre muy conocido. Había sido presidente de la Diputación Provincial de Pontevedra y en las elecciones generales de junio de 1986 fue elegido diputado nacional, cargo al que poco después renunció para ser vicepresidente de la Xunta de Galicia tras la dimisión de Xosé Luis Barreiro. Este puesto lo ocuparía hasta finales de septiembre de 1987, momento en el que preparó su traslado a Santa Pola para convertirse en el titular del Registro de la Propiedad y tomarse un "descanso" político.

El responsable del Registro de la Propiedad número 1 de Elche, Francisco Riquelme, íntimo amigo de Rajoy, compañero de la promoción de 1978, ocupa de forma accidental el cargo que dejó el ahora presidente del PP. "Él pidió venir a Santa Pola, aparte de nuestra amistad, porque es un enamorado del clima y el ambiente mediterráneo. Se alojaba en el hotel Gran Sol de Alicante. Le encantaba pasear por la playa y, como le gustaba conocer ambientes y paisajes, hicimos algún recorrido por Alicante y por Murcia", explica.

Riquelme aprovecha la ocasión para dejar claro que Mariano Rajoy "no está cobrando ningún sueldo del Registro de la Propiedad de Santa Pola. Como funcionario púbico, mantiene en reserva la plaza y el destino. En la misma situación estuvo el juez Garzón cuando se dedicó a la política y es la que ahora tiene el ministro del Interior, Antonio Camacho, que es fiscal del Estado".

Ramón Vicente es oficial del Registro y compartió con Rajoy los dos años de su estancia en Santa Pola. "Entonces el trabajo que teníamos era bastante normal porque el boom de la construcción y la compra de viviendas llegó después. Eramos seis o siete personas en el Registro, mientras que ahora somos once. Mariano Rajoy se ha caracterizado siempre por ser una persona seria que hacía su trabajo con rigor. Después de la jornada laboral solía marcharse a Alicante, donde pasaba más su tiempo libre de los fines de semana. Es una persona rigurosa, recta y seria. Tuvo muy buen trato con la gente de la oficina y el día que se despidió de nosotros nos invitó a comer en un restaurante de Elche".

De su función como registrador tuvo conocimiento Batiste Martínez, cocinero del restaurante "Batiste", quien también le recuerda. "Mariano Rajoy fue el que me firmó los papeles de propiedad del piso que me compré en el pueblo. Estuvo en el restaurante comiendo arroz a banda varias veces, pero entonces no era una persona de la relevancia política que tiene ahora, claro".

Juan de Dios Pérez Bonmatí, propietario de la cafetería Juande, en la Glorieta de Santa Pola, conoció al Rajoy registrador porque "alguna vez entró a tomar café. Venía por la mañana. Solía pedir un descafeinado y no hablaba con nadie. Se tomaba su café y se marchaba. No tuvo mucha vida social en Santa Pola, pero siempre se ha dicho que era una muy buena persona".

En el estanco número 1 de la calle Elche, propiedad de Margarita Baile y cerca de donde antes se encontraban las oficinas del Registro, José Sempere Baile recuerda que le atendió en más de una ocasión. "Entraba a pedir su caja de puros Don Julián número 1 y siempre pedía fuego. Llegaba sobre las 2 de la tarde y se pedía su caja de cinco puros. Nunca quiso un mechero de regalo", afirma el estanquero.

Por su parte, el gerente del restaurante "Batiste", José López, certifica que Rajoy "vino a comer aquí y casi siempre acompañado de su amigo Francisco Riquelme. Lo suyo era arroz a banda, con alioli y se pedía para beber un Albariño de su tierra. De postre se pedía un suflé con helado de turrón. Era un hombre muy correcto y educado, pero no lo traté mucho más".

Tras dejar Santa Pola, Rajoy fue pregonero de las fiestas locales en dos ocasiones. En 1991, con Pascual Orts de alcalde, y en 2004, con el actual regidor Miguel Zaragoza. En su primer discurso festero el gallego que se perfila como futuro presidente del Gobierno dijo que algún día volvería a Santa Pola a ejercer como registrador. De momento, ese día no tiene fecha.