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Economía contra corrupción

Fabra intenta «vender» la mejora económica y ofrecerse como garantía de estabilidad en el mensaje inicial de la campaña

Economía contra corrupción

Economía contra corrupción. Garantía de estabilidad frente a la oferta de un cambio que abra de par en par las ventanas de las instituciones que durante los últimos veinte años han estado bajo mando casi absoluto del PP. Con esos mensajes encima de la mesa lanzados desde las filas populares y como réplica por la izquierda se ha iniciado una campaña electoral que, en sus primeros compases, también ha despejado lo que era un secreto a voces: Ciudadanos, la formación que puede tener un papel clave en las futuras Cortes con Albert Rivera como líder y Carolina Punset de candidata en la Comunidad, ya ha deslizado que, llegado el momento, dejará gobernar a Fabra si, como detallan todas las encuestas, el PP continúa siendo la fuerza más votada. Así que, en apenas 48 horas, la campaña electoral más decisiva e incierta de los últimos veinte años, de momento todavía con un tono de perfil bajo, ya ha marcado dos mensajes muy definidos para intentar «convencer» a cuatro de cada diez votantes que, a dos semanas de acudir a la urna, aún no han decidido el logo que tendrá su papeleta.

En las primeras horas de campaña, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, no se ha movido ni un ápice del guión que, apuntan, mantendrá durante estas dos semanas. El jefe del Consell apuesta por actos reducidos y una movilización limitada. Quiere convencer a la gente de que su mandato, al que llegó en el verano de 2011 tras la dimisión de Francisco Camps, ha sentado las bases para la recuperación económica. El lema de la campaña de los populares -«Trabajar. Hacer. Crecer», eslogan tanto para las municipales como también en las autonómicas- va encaminado en esa dirección y todo el discurso de Fabra como también el de los alcaldables tiene como objetivo «vender» una mejoría que, a día de hoy, no es completa y también que, en estos momentos, imprimir un giro a la izquierda del gobierno sólo provocaría inestabilidad y alejar ese supuesto cambio de rumbo.

En su intervención de arranque de la campaña, el jefe del Consell y candidato del PP a la reelección utilizó palabras ligadas a la salida de la crisis económica como «confianza, futuro, progreso y oportunidades», argumento que reforzó también durante el primer debate entre los principales candidatos a la presidencia de la Generalitat celebrado ayer en Valencia. El líder del PP quiere aprovechar estos quince días para explicar las medidas económicas que se han tomado en los últimos años, poner en valor el descenso del paro aunque los puestos de trabajo que se han creado son precarios y lanzar las propuestas del PP como única fuerza que garantiza la estabilidad de la futura Generalitat. Economía y estabilidad como eje fundamental del discurso en esta complicada y difícil carrera electoral.

Ayer mismo, incluso, la consellera María José Catalá, durante su habitual comparecencia posterior al pleno del Consell, también reivindicó la gestión de los gobiernos de Alberto Fabra a raíz de la multa impuesta por la UE -una decisión que Bruselas toma por primera vez en su historia- por la manipulación de las cuentas de la Generalitat durante dos décadas. «Entendemos que durante esta legislatura el presidente Fabra y este Gobierno ha hecho todo lo posible para que esta situación no se repita», aseguró María José Catalá. «Medidas como el registro unificado o la factura electrónica certifican que la praxis que se ha realizado durante una serie de años ha sido corregida por este Gobierno», remachó la consellera.

Con Ciudadanos empezando a decantarse a favor del PP pero con un empate técnico entre el tándem Fabra-Punset y el tripartito formado por el PSPV junto a Compromís y Podemos, la izquierda, por contra, ha optado por percutir con el discurso de la corrupción. A diferencia de lo que ocurrió en 2011, ahora ya hay demasiada gente que se ha quedado en el camino por el impacto de la crisis y, por tanto, las investigaciones que afectan a cargos del PP -con el «caso Rus» como último exponente- sí tienen un efecto sobre los votantes populares, tal y como reconocen las encuestas. Tanto EU como Compromís o Podemos disparan con toda su artillería y se ofrecen como alternativas «transparentes» frente al PP. Los socialistas valencianos llevarán la próxima semana a Madrid tres preguntas al pleno del Congreso sobre la corrupción. La semántica, de momento, es dura. Pero, por ahora, sin pasión ni tampoco alma.

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