Isabel Bonig, la máxima dirigente del PP en la Comunidad Valenciana, achacó ayer la derrota en las urnas a la división del voto de la derecha. De hecho, en este sentido, Bonig señaló que «la fragmentación del voto de derechas nos ha perjudicado claramente».
Por su parte, Bonig afirmó con ironía que «si iban a llegar por la mínima y de penalti no se lo creen» en alusión al ajustado resultado del Gobierno del Botànic que les dio la victoria anoche.
Finalmente, Isabel Bonig quiso dar las gracias a todos los suyos, a ayuntamientos y municipios que nuevamente votaron a los populares.
Sangría de escaños
La sangría de escaños en el grupo parlamentario popular no impedirá que el núcleo duro de Isabel Bonig continúe en las Corts cuatro años más. Así, diputados y diputadas que han tenido un papel muy relevante esta legislatura o que forman parte de la ejecutiva tienen garantizada su continuidad. Es el caso de la secretaria general del PPCV y mano derecha de Bonig, Eva Ortiz, o el presidente del PP de Alicante, José Císcar. Ambos han sido apoyos claves para la lideresa durante una legislatura complicada por los casos de corrupción. También se salvan diputados como Rubén Ibáñez, Beatriz Gascó, José Juan Zaplana, ya experimentados en la oposición. Otros se quedan a las puertas, como la diputada Verónica Marco o Alejo Font de Mora. Eso sí el nuevo grupo popular, con fichajes como Felipe Carrasco o Elena Bastidas (que pasa del Congreso a las Corts) será uno de los más reducidos de las últimas décadas. Lejos quedan ya los tiempos en los que el PP trabajaba con más de cincuenta diputados. Ahora poco más de veinte tendrán que repartirse la faena y pelear para llevar la voz cantante en un parlamento con Vox y Ciudadanos.
