Puig no contempla ni el Senado ni el Congreso como salida

Los nuevos comicios abren una oportunidad para reubicar dirigentes

Ximo Puig comparece el domingo por la noche tras conocerse la derrota en las elecciones. | ROBER SOLSONA/E.P.

Ximo Puig comparece el domingo por la noche tras conocerse la derrota en las elecciones. | ROBER SOLSONA/E.P. / V.peraita/A.GARCÍA/d.a.

A. García

Ximo Puig dejará el Palau de la Generalitat cuando Carlos Mazón sea investido nuevo presidente, pero no lo hará con dirección a la política estatal. La vía madrileña no aparece como una opción posible, aseguran tajantes fuentes de su entorno. «De ninguna manera», señalan ante la posibilidad de que el nombre de Ximo Puig aparezca en alguna de las listas que el PSPV preparará -en breve, dado los plazos- para el Congreso y el Senado de cara a los comicios del próximo 23 de julio.

El jefe del Consell en funciones abrió la puerta a su marcha de la primera fila de la política valenciana en el discurso de la noche electoral al asumir la derrota. «Habrá otra gente y otros equipos», indicó tratando de dar ánimos a los suyos hacia un futuro gobierno progresista en la Comunitat Valenciana que se mostró seguro de que «volverá». Pero será sin él, según sugirió.

Si no hay cambio de planes con el paso de los meses, su caso no será como el de Guillermo Fernández Vara en 2011 quien, tras un primer mandato al frente de la Junta de Extremadura, perdió el Gobierno y se volvió a presentar cuatro años después, logrando recuperarlo y revalidarlo en 2019. Después de ocho años al frente del Consell, Puig parece haber descartado concurrir de nuevo a unas futuras elecciones para recuperar el Palau.

Igual que tampoco aparece como una opción de futuro inmediato ir a Madrid. Cuando se le ha preguntado por esta posibilidad en entrevistas siempre la ha rechazado sin medias tintas. Más difícil aún sería de cara al 23 de julio, sin apenas tiempo desde esta derrota.

El aún jefe del Consell ha sido elegido diputado en las Cortes, tomará posesión de su acta y preparará el traspaso de Gobierno al líder del PPCV. No será el único terreno que deberá preparar de cara al futuro. Si el primero lo hará como president, después deberá actuar como secretario general del PSPV para conducir al partido a un congreso en el que las costuras no salten por los aires y tratar de pilotar una transición y una nueva etapa del socialismo en la oposición.

Morant, probable número 1

Para ello también tendrá que dirigir el escenario que ha quedado. La pérdida del Consell hace que una lista de altos cargos por el PSPV que se han mantenido en la Administración y no entraron en las listas a las Cortes puedan tener una oportunidad en las elecciones del 23 de julio.

No obstante, son pocos puestos y Ferraz también puede jugar. Lo lógico es que la ministra Diana Morant encabece la papeleta socialista de València. Hay que ver también qué sucede con el exministro José Luis Ábalos, un peso pesado en el partido en horas bajas ahora pero respetado por Puig. Lo normal es que esté donde quiera estar.

La lógica también dice que Maria Josep Picó debería mantenerse en la lista de Compromís, pero el puesto dependerá de lo que pase con Sumar. En esa ecuación han de entrar también nombres de Unides Podem. Una incógnita es si Héctor Illueca puede intentar un regreso al tablero madrileño donde ya fue director general de Inspección de Trabajo bajo el mando de Yolanda Díaz.

La concurrencia o no bajo una misma candidatura de las diferentes formaciones de la izquierda valenciana supone una de las cuestiones que deberán solventarse de manera rápida. Las coaliciones deberán concretarse 10 días después de la convocatoria oficial, lo que fuerza a acelerar las negociaciones al máximo entre Compromís, Podem, Esquerra Unida y Sumar. El 2 de junio debe estar ya resuelto.

El resto de formaciones que concurran a las generales tampoco tendrán mucho más tiempo. La Ley Electoral da entre 15 y 21 días para presentar sus listas una vez se publica la convocatoria en el BOE, algo que ocurrirá hoy, por lo que el calendario aprieta y los partidos deberán activar, de nuevo, a sus equipos.

Por su parte, el problema para el PP es confeccionar las candidaturas al mismo tiempo que prepara el Ejecutivo autonómico, que (en principio) debería negociar con Vox. Mazón tendrá que manejar las dos listas prácticamente al mismo tiempo, con los dictados que se añadan desde Génova, que también querrán tener voz y voto en el proceso. El problema no será la falta de espacio.