OPINIÓN | Rafael Almagro, portavoz del grupo municipal popular de Orihuela

Una moción de censura a la moción de censura

Jornada electoral en Orihuela el pasado 28 de mayo

Jornada electoral en Orihuela el pasado 28 de mayo / TONY SEVILLA

Rafael Almagro

El pueblo habló. A los que sean amigos de las historietas de aventuras tal vez les agradará que establezca una relación entre la moción de censura del pasado año y los lamentables acontecimientos que se han ido sucediendo desde entonces con la celebérrima Maldición de Tutankamón, aunque su versión política oriolana.

Aquella unión que se produjo, fruto únicamente del interés propio y no el de Orihuela, ha tenido como resultado la desgracia política para todos los que la firmaron. Y es que hay dos principios que en política no se deben perder nunca de vista, aunque son muy fáciles de obviar.

Uno. Recuerda que eres mortal. En la antigua Roma ya sabían de la tendencia de los humanos a "venirse arriba" y subirse a la primera nube que pasara para ver a los demás desde lo alto.

Dos. A la política se va a servir, no a servirse. También es más frecuente de lo deseable que se quiera aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid para hacer negocios u obtener un aprovechamiento propio que sería imposible alcanzar por mérito propio estando fuera del círculo del poder.

Y ambos principios se quebrantaron con bastante fuerza tras la moción de censura, por lo que estaba claro que el resultado solo podía ser uno: el desastre. En el turno de palabra que tuve como portavoz popular en el pleno de la moción dije que "la suma de tres moribundos no daba como resultado una persona sana". Y eso es lo que sucedió desde ese mismo día, los tres grupos iniciaron su carrera hacia el vacío con todo el equipaje.

En estas elecciones POSE y Ciudadanos aspiraban a sumar trece concejales (7-6 ó 6-7) y así dejar a Cambiemos compuesto y sin novia a la que dar el "sí, quiero". Los podemitas, sin embargo, aspiraban a repetir o aumentar un concejal (3-4) para hacerse fuertes a la hora de negociar y obtener más prebendas que las rascadas en 2022. Los Ciudadanos, además, siempre llevaron en mente sacar suficientes concejales para volver a hacer de bisagra y amenazar en pública subasta con irse hacia unos o hacia otros.

Creo que, finalmente, ha triunfado la verdad y no el relato, porque este tripartito cojo conformado por PSOE, Ciudadanos y Cambiemos trataba de hacer creer que el Ayuntamiento había estado bloqueado con Bascuñana y ahora funcionaba mejor que un reloj suizo. Pero, claro, frente a las soflamas, el grupo popular ha ido contraponiendo la verdad desde el primer día y ni un ejército de asesores periodistas han podido contener.

Estamos sin presupuesto, hemos estado sin seguros, se han perdido decenas de millones en subvenciones, impagando a los proveedores y comisiones de fiestas, están nuestras calles y parques más sucios, con más asesores que nunca, con la chatarra y obras de arte desapareciendo, faltando al respeto a los vecinos, multas al Ford de Alcaldía por doquier y sin saber quién conduce, enemistados con el Juzgado de Aguas, los centros educativos abandonados a su suerte, y un completo rosario de ineficacia y desmanes cometidos por acción por los concejales socialistas y de Ciudadanos con Cambiemos Orihuela, por omisión, mirando hacia otro lado.

Eso sí, Cala Mosca se aprobó, y no hay quien dude (ni siquiera Cambiemos) de que la entrega de la junta de gobierno a Ciudadanos era para esto. Ni siquiera cuando hubo que echar a Ángel Noguera. Imagino que, por presiones del mismísimo Ximo Puig, se tocó su composición. Pero Cambiemos Orihuela durante este último año ha obviado cualquier labor de oposición y fiscalización, y ha mantenido dos asesores en el gobierno pese a decir, de cara a la galería, que estaban muy descontentos, en una actitud histriónica que me recuerda el ahorcamiento del alcalde en "Amanece, que no es poco".

Por cierto, quiero recordar que durante la precampaña y la campaña algo positivo para el municipio y que pudo vender Carolina Gracia, como era la ampliación del Hospital de Orihuela, por 70 millones, apenas lo mencionó en los debates. Es más, increíblemente y contra toda lógica, se lo atribuía el concejal de Urbanismo, Aix, por haber firmado la licencia de obras y ella lo aceptaba. Bueno, si llega a estar Ximo delante yo creo que se la come. El hombre echando viajes a Orihuela sin parar y aquí sin que los suyos hicieran caso de sus logros. En el pecado lleva la penitencia, a fin de cuentas, fue quien hizo a Antonio Zapata dar un paso atrás en favor de Carolina.

Siguiendo con disparates varios, asombraba la actitud del candidato de Ciudadanos, "el futuro empieza hoy", pues avisaba a sus socios de que hasta ahora había sido muy generoso y que en adelante deberían ser generosos los demás haciéndolo alcalde. La generosidad en su argot, es decir, entendida como una auténtica bajada de pantalones hasta los tobillos, ha sido la realizada por partido socialista y Cambiemos, quienes además comprometieron el prestigio que tenían.

La marcha política en Orihuela durante estos últimos doce meses ha sido muy previsible y muy vulgar. Incluso, por si faltaba algo, la aparición en estas elecciones de un chico de apenas 18 años que, prácticamente sin estudios, pretendiendo ser alcalde de Orihuela y que ya nos amenaza con que volverá a intentarlo en 2027. Hay que ver qué maravilla de partido político (que no quiero nombrar, como Cervantes el lugar de La Mancha), al que pertenece el muchacho que ya ha nombrado los candidatos de dentro de cuatro años.

Entiendo que tras los recientes resultados electorales el camino más oportuno para el Partido Popular habrá de pasar con un pacto con VOX, que ha sido el gran beneficiario de todo el guirigay anterior, y que ha impedido una victoria por mayoría absoluta del Partido Popular. Es de esperar que sus exigencias para alcanzar un acuerdo sean razonables y se pueda ofrecer a los vecinos de nuestro municipio cuatro años de sosiego y buen gobierno, porque Orihuela se lo merece.

Estoy seguro de que por parte de Pepe Vegara será así, como también estoy seguro de que el alcalde podrá caminar tranquilamente por las calles de Orihuela sin que tenga que ir mirando hacia atrás para vigilar que no le clavan puñales sus socios de gobierno.