Las nuevas energías son tendencia y necesidad. Con un cambio climático innegable, las fuentes naturales hasta ahora utilizadas como el petróleo cada vez son más escasas. Su producción conlleva el gasto de recursos fósiles imprescindibles y la emisión de gases contaminantes que ya no nos podemos permitir.

Ante esta situación, son muchas las medidas de carácter internacional que se han tomado, con la aceptación por parte de la gran mayoría de países. Con el Acuerdo de París de 2015 y con la mirada puesta en la Agenda 2030, la Organización de Naciones Unidas ha instado a estos territorios a implantar acciones concretas para el alcance de metas universales, los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En lo que concierne a Europa, el escenario es similar. A raíz de la crisis económica provocada por la COVID, la Unión Europea ha presentado un completo programa para el desarrollo de un nuevo paradigma, basado en la sostenibilidad. Se trata de los planes NextGenerationEU, que suponen la mayor inyección de dinero de la institución. En total, 806.900 millones de euros de los que el 30% irá destinado a la lucha contra el cambio climático.

La versión española no se ha hecho esperar, con la aprobación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que viene acompañado de una serie de medidas legales para impulsar un nuevo modelo económico. Los pilares en los que se sustenta son claros: la transición ecológica (con un Ministerio del mismo nombre), la transformación digital, la igualdad de género y la cohesión social y territorial.

Las acciones del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico se engloban en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), que contará con, aproximadamente, una inversión de 241.000 millones de euros.

Soluciones urgentes

En los últimos meses, la factura de la luz se ha convertido en una cuestión de Estado. Los impuestos asociados, los costes de su generación y la falta de recursos renovables han provocado que las economías familiares se hayan visto afectadas.

Este escenario, que ya ha provocado las primeras medidas, es el principal reto que superar en el PNIEC: “El PNIEC favorece además a los hogares de menor renta y a los colectivos vulnerables, que ven aumentada su renta y su consumo en una proporción mayor que el resto de los hogares. En el caso de los hogares vulnerables, que se ven más afectados por la pobreza energética, su consumo aumenta un 2.1% en 2030 respecto al 1.1% del resto de hogares, esto es, casi el doble. Lo mismo sucede con la renta disponible que aumenta un 3,8% en el caso del quintil más pobre frente a un 1% del quintil más rico, casi cuatro veces más”.

Para poder conseguir estas cifras, el Gobierno ha implementado un sistema de fomento de las energías solares fotovoltaicas y eólicas frente al petróleo y a la proveniente de centrales nucleares: “El PNIEC prevé para el año 2030 una potencia total instalada en el sector eléctrico de 161 GW de los que 50 GW serán energía eólica; 39 GW solar fotovoltaica; 27 GW ciclos combinados de gas; 16 GW hidráulica; 9,5 GW bombeo; 7 GW solar termoeléctrica; y 3 GW nuclear, así como capacidades menores de otras tecnologías”. No obstante, estos datos podrían verse modificados por una ventaja en precio del sol (considerada por muchos como la energía más económica).

Contamos con un plan y con la tecnología para llevarlo a cabo. Pero, ¿qué profesionales están llamados a protagonizar este cambio de paradigma energético?

Más empleo

“Las inversiones en renovables generarían entre 107.000 y 135.000 empleos/año, mientras que las inversiones en ahorro y eficiencia energética generarían entre 52.000 y 100.000 empleos/año. Las inversiones en redes y electrificación generarían entre hasta 46.000 empleos/año en 2030. El cambio energético generaría indirectamente hasta 118.000 empleos/año en 2030”. Para la fecha de finalización del plan, éste incrementaría el PIB en un 1,8%.

De todas las tipologías de empleo asociadas a la implementación de la energía solar, destaca la del Ingeniero Civil. Este profesional está capacitado y cuenta con una amplia experiencia en el estudio de necesidades de suministro, en el diseño de infraestructuras y, por supuesto, en la implementación y en la gestión del activo durante todo su ciclo de vida.

Estas acciones, que actualmente se están llevando a cabo por parte de los Ingenieros Civiles en las instalaciones ya existentes en nuestro país, han de continuar en el tiempo. Ahora más que nunca, necesitamos trabajadores cualificados que cuenten con un extenso bagaje en el desarrollo de infraestructuras y que sean completamente conocedores del sistema energético español, en todas sus vertientes.

No hay que olvidar que la Ingeniería Civil actúa en todos los ámbitos del sector energético, también en las áreas nucleares, hidráulicas, petrolíferas y eólicas (entre otras), por lo que el carácter ambivalente del Ingeniero es, ahora más que nunca, imprescindible.

Industria y autoconsumo

El último incremento de la luz en los hogares ha llamado la atención de los consumidores, quienes, tanto en comunidades de vecinos como en viviendas unifamiliares, han analizado las ventajas de la instalación de placas solares fotovoltaicas en sus tejados. Pero este campo no queda excluido a la industria, la cual también puede llevar a cabo su propio modelo de autoconsumo.

Un incremento de instalaciones solares fotovoltaicas y una adaptación a las necesidades de la producción, llevada a cabo por un Ingeniero Civil, puede otorgar a la producción de bienes una nueva oportunidad.

La reducción de estos costes, asociados al consumo de energía, repercutiría directamente en el beneficio de las empresas del sector secundario, cumpliendo dos de los pilares del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia: un incremento de la capacidad de inversión en la digitalización de los procesos y una mejora de la economía más cercana. Cabe recordar que, en muchos casos, estas industrias se encuentran en áreas semiurbanas y rurales, incrementando la potencialidad de los entornos alejados de las grandes ciudades.

La revolución solar es ahora o nunca. Ante nosotros, se presenta una oportunidad única que hemos de aprovechar. Por ello, es fundamental contar con profesionales cualificados y con experiencia que afronten el gran reto de un cambio de paradigma energético sin igual. El Ingeniero Civil se presenta como el más adecuado para liderar esta nueva energía.

Eduardo Francisco Vílchez López. Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas de Alicante.

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