Reducir al máximo el coste de los suministros, tanto de luz como de gas, está siendo el objetivo estos días en muchos hogares y negocios.

Abaratar la factura energética no es una misión imposible. El primer paso siempre es analizar la situación de la que se parte: qué tenemos contratado y cómo consumimos. El siguiente paso no tiene ningún coste, y es que comparar con las diferentes comercializadoras para ver cuál es la tarifa que más nos conviene, puede suponer un ahorro muy importante. La energía que recibas será exactamente la misma, lo único que cambiará será la empresa comercializadora que realiza la factura, por lo que no hay ningún corte de suministro, ni diferencias en la calidad del servicio.

A este primer ajuste le siguen otras mejoras que no hay que descuidar: adecuar la potencia contratada, eliminar la energía reactiva, cambiar la iluminación a LED… Aunque algunos sean cambios con coste, estos se autofinancian en pocos meses solo con el ahorro producido.

Otra opción cada vez más demandada es el autoconsumo mediante la producción de tu propia energía con placas fotovoltaicas.

Podemos tener diferentes intereses según nuestra situación: placas solares fotovoltaicas con conexión a red para reducir la factura de la luz y asegurarnos de la disponibilidad en cualquier momento de energía eléctrica; o una instalación aislada que te permita disponer de electricidad allá donde no llega la red eléctrica. En cualquier caso, en estos momentos podemos beneficiarnos de ayudas económicas y exenciones fiscales que convierten la instalación de placas fotovoltaicas en una opción muy interesante.

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