La innovación, la honestidad, el esfuerzo y la constancia son la base del éxito de Bonnysa. Tras 65 años de trayectoria, esta empresa exportadora de hortalizas y frutas en Europa continúa evolucionando y renovándose constantemente, «siempre acorde con cada época, con el objetivo de mejorar cada día y que el trabajo que se realiza sea relevante en el sector y para las familias que consumen los productos Bonnysa», comentan desde la empresa. Ejemplo de ello es su programa de sostenibilidad, el cual se concreta en tres plantas de cogeneración y biomasa, que evitan el vertido de más de 9 millones de kg de Co2 a la atmósfera; los sistemas de cultivo y reaprovechamiento de agua; y el testeo constante de nuevas variedades, entre otros muchos proyectos encaminados a predecir a las tendencias.
Desde su fundación en 1956, su vocación exportadora le ha otorgado un valor añadido y les ha llevado a ser muy exigentes en todas sus transacciones, lo que ha conllevando a una modernización continua en infraestructuras y procesos. Han hecho posible que el tomate de Alicante sea reconocido en el mundo al exportarlo en países como Canadá o UK en los años 60.
Pero Bonnysa no solo trabaja el tomate, que sigue siendo el core business de la compañía, si no que ha llevado a acabo un expansión y ha diversificado su oferta sumando hortalizas y frutas. Su plátano y papaya son una referencia en los mercados, así como la uva. Desde la empresa se sienten «muy emocionados con la acogida que ha tenido nuestro regreso a la uva, que se cultiva en Alicante y con la que hemos apostado por las variedades más punteras y reconocidas del mercado (extra dulces y sin pepitas)».
En cuanto a los productos de innovación, el tomate rallado es un clásico en los lineales, obteniendo de nuevo este año el galardón Sabor del Año. El zumo de tomate fresco, el guacamole o la recientemente lanzada Saborsada completan un catálogo que no va a dejar de crecer en los próximos años.