Eduardo Francisco Vílchez López, Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas de Alicante

Los ingenieros civiles hacen una apuesta decisiva por proyectos de comunidades energéticas

Crear una comunidad energética necesita dos elementos importantes: alguien que esté dispuesto a concretar el proyecto, y capacidad para adecuarse a la normativa y desarrollar los objetivos apuntados por el IDAE

Los ingenieros civiles ofrecen sus servicios para las comunidades energéticas.

Los ingenieros civiles ofrecen sus servicios para las comunidades energéticas. / Engineer solar photovoltaic panels station checks with tablet computer.

Han pasado más de dos años y medio desde que se promulgó el “Real Decreto-ley 23/2020, de 23 de junio, por el que se aprueban medidas en materia de energía y en otros ámbitos para la reactivación económica mediante la modificación de varios artículos de la Ley 24/2013, de 26 de diciembre, del Sector Eléctrico”. De este modo, el gobierno español se adecuaba a los dos conceptos que la normativa europea había introducido en 2018 y 2019 con el objetivo de explicar qué se entendía como comunidad energética.

Esta breve recapitulación del marco legal por el que se rigen las comunidades energéticas nos sirve para mostrar el escenario en el que estas nuevas figuras jurídicas están ganando protagonismo gracias a una serie de beneficios que apuntaremos más adelante.

Y ese escenario no es otro que el de la transición energética en la que los países se encuentran inmersos para reducir un 30% el consumo de energía no renovable en los hogares antes de 2030. No en vano, a partir de esa fecha los edificios que se construyan deberán registrar cero emisiones.

Las comunidades energéticas en esta transición


El Real Decreto antes mencionado define a las comunidades energéticas como “entidades jurídicas basadas en la participación abierta y voluntaria, autónomas y efectivamente controladas por socios o miembros que están situados en las proximidades de los proyectos de energías renovables que sean propiedad de dichas entidades jurídicas y que estas hayan desarrollado, cuyos socios o miembros sean personas físicas, pymes o autoridades locales, incluidos los municipios y cuya finalidad primordial sea proporcionar beneficios medioambientales, económicos o sociales a sus socios o miembros o a las zonas locales donde operan, en lugar de ganancias financieras”.

Aunque pueda resultar algo confusa, si se lee con detenimiento nos podemos percatar de la importancia que tienen algunos términos que guardan relación a la transición energética. “Energías renovables” o “beneficios medioambientales, económicos o sociales” son un claro ejemplo de la esencia de una comunidad energética, la cual promueve un modelo más justo y democrático para el mercado energético.

Beneficios de las comunidades


Dado que entre otros objetivos tienen los de generar energía de fuentes renovables, proporcionar servicios de eficiencia energética o almacenar energía para su consumo, no es complicado apuntar cuáles son los principales beneficios que las comunidades energéticas proporcionan tanto a los miembros que las integran como al entorno en donde se hallan.

En este sentido, podemos apuntar algunos de los que el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) destaca, tales como un acceso justo y fácil a recursos locales de energía renovable, nuevas oportunidades de inversión para los negocios de la zona o la oportunidad de generar ingresos localmente a la vez que se desarrollan energías renovables. No obstante, por encima de todo se encuentra el compromiso social y medioambiental que supone la creación de comunidades energéticas.

Conocido es el compromiso con la sostenibilidad que tenemos en el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas y por ello trabajamos constantemente en mejorar la capacitación de nuestros colegiados, puesto que consideramos que los ingenieros civiles deben jugar un papel relevante en la puesta en marcha de este tipo de iniciativas.

Liderazgo y conocimientos


Crear una comunidad energética necesita dos elementos importantes: por un lado, un entusiasta grupo de personas, empresas o entidades que esté dispuesto a concretar el proyecto; y por otro, capacidad para adecuarse a la normativa y desarrollar los objetivos apuntados por el IDAE.

No cabe duda de que un ingeniero civil puede convertirse en un miembro activo y promotor en la creación de una comunidad energética tal y como puede serlo una pyme local. Sin embargo, donde realmente marca la diferencia es con los conocimientos que atesora y con su capacidad de liderazgo para afrontar cada uno de los aspectos necesarios para que una comunidad de estas características no solo se ponga en marcha, sino que además sea sostenible y genere beneficios.

Desarrollo de las comunidades energéticas


Los servicios que los ingenieros civiles pueden ofrecer son muy diversos y útiles. Por un lado, están familiarizados con la normativa legal y la tramitación de proyectos, de manera que su labor comienza incluso antes de realizar un estudio de viabilidad, otra de las tareas para la que están sobradamente preparados.

Asimismo, sus conocimientos son esenciales para el desarrollo del proyecto; ya sea para gestionar la generación y el almacenamiento de la energía recogida de fuentes renovables, ya sea para regular su consumo y encontrar la mayor rentabilidad para los miembros de la comunidad. Además, hay que tener en cuenta que el trabajo no finaliza una vez que se crea la comunidad, sino que después habrá que gestionar las operaciones y el mantenimiento.

Por otra parte, es probable que la búsqueda de la eficiencia energética requiera renovaciones de edificios. No cabe duda de que la experiencia del ingeniero civil se adapta perfectamente a esta tarea. Y es que no solo dispone de la capacidad para realizar estas intervenciones, sino que además conoce las distintas alternativas que proporcionan las subvenciones públicas. Es decir, es capaz de gestionar y tramitar unas ayudas que pueden ser determinantes para la consecución del proyecto.

Formación constante


Al contrario que en otros países del norte de Europa como Dinamarca o Alemania, donde existen cientos de comunidades energéticas, en España aún estamos dando los primeros pasos. Esto implica que apenas existen verdaderos especialistas. Así pues, la necesidad de formación es y será una realidad, ya que si este tipo de proyectos comienzan a popularizarse, la demanda de profesionales aumentará considerablemente.

En este sentido, desde el Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas trabajamos constantemente en mejorar la formación de los ingenieros civiles. El objetivo es que actualicen sus conocimientos, pues su rol es clave no solo en la puesta en marcha de este tipo de comunidades, sino en cualquier tema relacionado con la transición energética y las nuevas normas que se han ido promulgando en los últimos años.

Eduardo Francisco Vílchez López. Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas de Alicante

Eduardo Francisco Vílchez López. Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas de Alicante

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