¿Vas a sancionar a un trabajador? Estas son las consecuencias si lo haces fuera de plazo

Si como empleador te das cuenta de una infracción grave de uno de tus trabajadores ten en cuenta estos detalles que indica un experto para no cometer errores

Eneko López Rico

Eneko López Rico

¿Has cazado a un trabajador haciendo una infracción grave y quieres tomar medidas? Pues ten en cuenta que no te pase como a esta empresa. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha declarado improcedente el despido disciplinario de un trabajador que, en reiteradas ocasiones, fue sorprendido realizando compras durante su jornada laboral en lugar de cumplir con sus funciones. Además, se le acusaba de salir a pasear o quedarse en su domicilio cuando debía realizar inspecciones.

A pesar de que la empresa contaba con pruebas sólidas obtenidas mediante un detective privado, la justicia ha fallado a favor del trabajador debido a un error en el procedimiento: la empresa superó el plazo de 60 días para sancionarlo desde que tuvo conocimiento de los hechos. Como consecuencia, se le deberá readmitir o indemnizar con cerca de 50.000 euros.

Un error de procedimiento que lo cambió todo

Este es el caso que el abogado laborista @un_tio_legal_ ha contado en sus redes sociales. La empresa, al sospechar que el trabajador no cumplía con sus funciones, contrató a un detective privado para hacer un seguimiento. La investigación reveló que, tras realizar unas pocas gestiones, el empleado dedicaba el resto de su jornada laboral a asuntos personales utilizando el coche de empresa. Además, falseaba los registros de horario, fichando puntualmente de 7:00 a 15:00 horas.

Con estas pruebas, la empresa decidió despedirlo disciplinariamente. Sin embargo, el problema surgió en la gestión del despido: aunque la empresa ya tenía el informe del detective en junio, no despidió al trabajador dentro del plazo legal de 60 días naturales, establecido en el artículo 60 del Estatuto de los Trabajadores para sancionar faltas muy graves. Al superar este límite, la infracción quedó prescrita, lo que convirtió el despido en improcedente.

Un despido con razón, pero mal ejecutado

El caso deja una lección clave para las empresas: no basta con tener razón, sino que es fundamental cumplir con los plazos y procedimientos legales. A pesar de contar con pruebas contundentes, el error en la gestión del despido ha costado a la empresa 50.000 euros.

Este caso desmonta el mito de que no se puede despedir a un trabajador. Sí es posible, pero siempre dentro del marco legal. En esta ocasión, una simple omisión ha transformado un despido justificado en una costosa equivocación.

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