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PILAR CORTÉS
Ver galería >La pandemia ha agravado, más si cabe, la situación de las mujeres, aumentando los niveles de desigualdad e injusticia social, los índices de desempleo en el colectivo y el sinhogarismo entre ellas, empeorando su salud física y mental. En resumen, el covid-19 ha supuesto la feminización de la pobreza, como se puso de manifiesto en todas las concentraciones que se celebraron en distintas localidades de la provincia para no perder, a causa de las restricciones del covid, la conmemoración del 8-M y reivindicar la agenda feminista pendiente. Fueron en su mayoría concentraciones simbólicas, de entre 20 y 30 personas; salvo la manifestación convocada en Alicante por organizaciones de izquierda como Juventud Comunista, Arran o Endavant, y otras antifascistas, a la que asistieron unas 450 personas, que corearon consignas como «denuncia archivada, mujer asesinada; «ahórrate el comentario sobre mi cuerpo y mi vestuario», «patriarcado y capital, alianza criminal», o «con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca».
La pandemia ha agravado, más si cabe, la situación de las mujeres, aumentando los niveles de desigualdad e injusticia social, los índices de desempleo en el colectivo y el sinhogarismo entre ellas, empeorando su salud física y mental. En resumen, el covid-19 ha supuesto la feminización de la pobreza, como se puso de manifiesto en todas las concentraciones que se celebraron en distintas localidades de la provincia para no perder, a causa de las restricciones del covid, la conmemoración del 8-M y reivindicar la agenda feminista pendiente. Fueron en su mayoría concentraciones simbólicas, de entre 20 y 30 personas; salvo la manifestación convocada en Alicante por organizaciones de izquierda como Juventud Comunista, Arran o Endavant, y otras antifascistas, a la que asistieron unas 450 personas, que corearon consignas como «denuncia archivada, mujer asesinada; «ahórrate el comentario sobre mi cuerpo y mi vestuario», «patriarcado y capital, alianza criminal», o «con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca».
La pandemia ha agravado, más si cabe, la situación de las mujeres, aumentando los niveles de desigualdad e injusticia social, los índices de desempleo en el colectivo y el sinhogarismo entre ellas, empeorando su salud física y mental. En resumen, el covid-19 ha supuesto la feminización de la pobreza, como se puso de manifiesto en todas las concentraciones que se celebraron en distintas localidades de la provincia para no perder, a causa de las restricciones del covid, la conmemoración del 8-M y reivindicar la agenda feminista pendiente. Fueron en su mayoría concentraciones simbólicas, de entre 20 y 30 personas; salvo la manifestación convocada en Alicante por organizaciones de izquierda como Juventud Comunista, Arran o Endavant, y otras antifascistas, a la que asistieron unas 450 personas, que corearon consignas como «denuncia archivada, mujer asesinada; «ahórrate el comentario sobre mi cuerpo y mi vestuario», «patriarcado y capital, alianza criminal», o «con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca».
La pandemia ha agravado, más si cabe, la situación de las mujeres, aumentando los niveles de desigualdad e injusticia social, los índices de desempleo en el colectivo y el sinhogarismo entre ellas, empeorando su salud física y mental. En resumen, el covid-19 ha supuesto la feminización de la pobreza, como se puso de manifiesto en todas las concentraciones que se celebraron en distintas localidades de la provincia para no perder, a causa de las restricciones del covid, la conmemoración del 8-M y reivindicar la agenda feminista pendiente. Fueron en su mayoría concentraciones simbólicas, de entre 20 y 30 personas; salvo la manifestación convocada en Alicante por organizaciones de izquierda como Juventud Comunista, Arran o Endavant, y otras antifascistas, a la que asistieron unas 450 personas, que corearon consignas como «denuncia archivada, mujer asesinada; «ahórrate el comentario sobre mi cuerpo y mi vestuario», «patriarcado y capital, alianza criminal», o «con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca».
La pandemia ha agravado, más si cabe, la situación de las mujeres, aumentando los niveles de desigualdad e injusticia social, los índices de desempleo en el colectivo y el sinhogarismo entre ellas, empeorando su salud física y mental. En resumen, el covid-19 ha supuesto la feminización de la pobreza, como se puso de manifiesto en todas las concentraciones que se celebraron en distintas localidades de la provincia para no perder, a causa de las restricciones del covid, la conmemoración del 8-M y reivindicar la agenda feminista pendiente. Fueron en su mayoría concentraciones simbólicas, de entre 20 y 30 personas; salvo la manifestación convocada en Alicante por organizaciones de izquierda como Juventud Comunista, Arran o Endavant, y otras antifascistas, a la que asistieron unas 450 personas, que corearon consignas como «denuncia archivada, mujer asesinada; «ahórrate el comentario sobre mi cuerpo y mi vestuario», «patriarcado y capital, alianza criminal», o «con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca».
La pandemia ha agravado, más si cabe, la situación de las mujeres, aumentando los niveles de desigualdad e injusticia social, los índices de desempleo en el colectivo y el sinhogarismo entre ellas, empeorando su salud física y mental. En resumen, el covid-19 ha supuesto la feminización de la pobreza, como se puso de manifiesto en todas las concentraciones que se celebraron en distintas localidades de la provincia para no perder, a causa de las restricciones del covid, la conmemoración del 8-M y reivindicar la agenda feminista pendiente. Fueron en su mayoría concentraciones simbólicas, de entre 20 y 30 personas; salvo la manifestación convocada en Alicante por organizaciones de izquierda como Juventud Comunista, Arran o Endavant, y otras antifascistas, a la que asistieron unas 450 personas, que corearon consignas como «denuncia archivada, mujer asesinada; «ahórrate el comentario sobre mi cuerpo y mi vestuario», «patriarcado y capital, alianza criminal», o «con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca».
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La pandemia ha agravado, más si cabe, la situación de las mujeres, aumentando los niveles de desigualdad e injusticia social, los índices de desempleo en el colectivo y el sinhogarismo entre ellas, empeorando su salud física y mental. En resumen, el covid-19 ha supuesto la feminización de la pobreza, como se puso de manifiesto en todas las concentraciones que se celebraron en distintas localidades de la provincia para no perder, a causa de las restricciones del covid, la conmemoración del 8-M y reivindicar la agenda feminista pendiente. Fueron en su mayoría concentraciones simbólicas, de entre 20 y 30 personas; salvo la manifestación convocada en Alicante por organizaciones de izquierda como Juventud Comunista, Arran o Endavant, y otras antifascistas, a la que asistieron unas 450 personas, que corearon consignas como «denuncia archivada, mujer asesinada; «ahórrate el comentario sobre mi cuerpo y mi vestuario», «patriarcado y capital, alianza criminal», o «con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca».
La pandemia ha agravado, más si cabe, la situación de las mujeres, aumentando los niveles de desigualdad e injusticia social, los índices de desempleo en el colectivo y el sinhogarismo entre ellas, empeorando su salud física y mental. En resumen, el covid-19 ha supuesto la feminización de la pobreza, como se puso de manifiesto en todas las concentraciones que se celebraron en distintas localidades de la provincia para no perder, a causa de las restricciones del covid, la conmemoración del 8-M y reivindicar la agenda feminista pendiente. Fueron en su mayoría concentraciones simbólicas, de entre 20 y 30 personas; salvo la manifestación convocada en Alicante por organizaciones de izquierda como Juventud Comunista, Arran o Endavant, y otras antifascistas, a la que asistieron unas 450 personas, que corearon consignas como «denuncia archivada, mujer asesinada; «ahórrate el comentario sobre mi cuerpo y mi vestuario», «patriarcado y capital, alianza criminal», o «con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca».
La pandemia ha agravado, más si cabe, la situación de las mujeres, aumentando los niveles de desigualdad e injusticia social, los índices de desempleo en el colectivo y el sinhogarismo entre ellas, empeorando su salud física y mental. En resumen, el covid-19 ha supuesto la feminización de la pobreza, como se puso de manifiesto en todas las concentraciones que se celebraron en distintas localidades de la provincia para no perder, a causa de las restricciones del covid, la conmemoración del 8-M y reivindicar la agenda feminista pendiente. Fueron en su mayoría concentraciones simbólicas, de entre 20 y 30 personas; salvo la manifestación convocada en Alicante por organizaciones de izquierda como Juventud Comunista, Arran o Endavant, y otras antifascistas, a la que asistieron unas 450 personas, que corearon consignas como «denuncia archivada, mujer asesinada; «ahórrate el comentario sobre mi cuerpo y mi vestuario», «patriarcado y capital, alianza criminal», o «con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca».
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