La hermandad de la Santa Cena sale este Jueves Santo en procesión con sus cuatro pasos a ruedas tras acordarlo así sus integrantes para evitar contagios de coronavirus, en una vuelta cuatro años después ya que en 2019 tampoco pudieron participar por la lluvia. Y lo han hecho ante centenares de personas que esperaban su salida así como en el recorrido, sobre todo en una abarrotada plaza de Luceros, donde el público se ha visto sorprendido por el adorno de paso, unas luces tipo led de colores al estilo de los nacimientos. Los nazarenos han ido ordenando el recorrido entre las miles de fotos desde los móviles de alicantinos y turistas.
Salen en esta completa jornada pasado el ecuador de la celebración un total de cinco procesiones, la última de ellas, el Silencio, enlaza con el Viernes Santo pues termina de madrugada. Son doce conjuntos escultóricos, en total, los que recorrerán las calles de Alicante. Participan también el Cristo de la Buena Muerte, del siglo XVI, con la Virgen de las Angustias, de Salzillo; y completan la Santa Redención, la Piedad y Caridad, y El Perdón.
Ha abierto la jornada la primera de ellas, con los alrededores del templo también abarrotados entre incienso y música de trombón, con el paso a varal portado por mujeres de la cruz vacía con el sudario y los atributos de la pasión, sobre un trono en plata repujada y flor morada. Detrás, la Virgen del Mayor Dolor, adornada con orquídeas blancas, sin palio, con manto azul, trono de oro y tulipas delanteras, recibida con una lluvia de pétalos de rosa. Conforme avanza la noche irán saliendo el resto.
La salesiana hermandad de la Santa Cena de Alicante acordó no salir este año con costaleros en el paso principal de la Última Cena, que pesa tres toneladas largas y que necesita más de 200 cargadores, y los cofrades que llevan el resto de pasos de la corporación se sumaron por solidaridad. Este paso de Jesús con los Doce Apóstoles es el más grande de las hermandades de la Santa Cena de España.
Esta hermandad tiene como escenas titulares la Última Cena, de Juan de Ávalos, Ortega Bru y V. Salvador (1962); el Santísimo Cristo de la Caída, de Hernández Navarro (1994); el Cristo Esperanza de los Jóvenes, anónimo del siglo XIX; y María Madre de Misericordia Auxiliadora del Pueblo Cristiano, también del escultor Hernández Navarro (1995).
La hermandad lleva tres años sin salir en procesión, en 2019 por la lluvia y en 2020 y 2021 a causa de la pandemia.
Este año se suprime el Encuentro de los cuatro tronos frente al Palacio Provincial para la narración de los sucesos de la Pasión.
La procesión ha partido directamente hacia la Carrera Oficial, en la Rambla, donde entrarán por primera vez con antorchas de cera a juego con el color de la vesta de la hermandad, en burdeos, de unos 60 centímetros, para que se mantengan encendidas una hora y media, lo que dura la Carrera Oficial.
La Santa Cena ha salido después de la Santa Redención, primera hermandad del Jueves Santo, jornada que lleva tres años sin celebrar la Semana Santa en la calle salvo la excepción de El Perdón en 2019, que desafió a la lluvia. Ha comenzado a las siete y media en la parroquia San Antonio de Padua.
La cofradía de nazarenos de la Santa Redención y María Santísima del Mayor Dolor, fundada en 1959, cuenta con los pasos de la Cruz Redentora, obra de los Talleres de Arte Religioso Salmerón en 2004; y con María Santísima, de José María Leal Bernáldez en el año 2015.
La principal novedad este año es que la Virgen amplía su ajuar con nueva saya de terciopelo negro bordada en hilo de oro bordada por Pepe Espadero.
Se trata de una Dolorosa, de estilo andaluz, que en la procesión viste sin bordados ni encajes debido al carácter de sencillez de la hermandad franciscana. En sus manos porta la corona de espinas representativa de la pasión de su Hijo. Cada año luce un rostrillo diferente que innova su vestidor. Es una imagen sin palio que destaca en lo más alto de un trono en pan de oro con faroles y su decoración floral suele ser a base de calas blancas, también sencilla.
La escena principal es la Santa Cruz Redentora, la primera de Alicante que salió a varal portada íntegramente por costaleras. Este paso representa a la Cruz Vacía, una vez ha finalizado la Pasión y Muerte de Jesús y junto a ella aparecen los Atributos de la Pasión. A los pies de la cruz está la túnica de que fue despojado Jesús, el látigo que lo flageló, la corona de espinas, los clavos y las tenazas que se utilizaron para desclavarlo y el cáliz de la Última Cena. Así como una calavera.
Celebran el encuentro entre María Santísima del Mayor Dolor y el Cristo de la Paz de la cofradía de Benalúa en las proximidades del Teatro Principal sobre las 23 horas.
Piedad y Caridad
La hermandad de Benalúa vuelve a las calles este con sus dos tronos. Son el Cristo de la Paz, obra de los Hermanos Blanco (1984); y Nuestra Señora de la Piedad y Caridad, de Joaquín Mayans Ruiz (2004) con las principales novedades de la nueva campana del paso de la Virgen, y el estreno de las puntas del trono del Cristo en madera, al estilo malagueño, en un trono que lucirá restaurado y remodelado. La hermandad destaca que son piezas únicas que nunca hasta ahora se han visto en Alicante.
Fundada en 1949 y con sede canónica en la parroquia San Juan Bautista, ha tenido que prolongar los ensayos para perfeccionar su característico desfilar con las andas al ritmo de las marchas procesionales. Es uno de los desfiles de Semana Santa más largos de Alicante pues cruza la ciudad desde Benalúa hasta el centro de Alicante.
La nueva campana de la Piedad y Caridad fue la última obra del orfebre Ángel Quevedo. En cuanto al trono del Cristo, fue restaurado en su día a cargo del artista Joaquín Mayans, autor de la Virgen, y con las puntas que incorpora finaliza la restauración del trono.
El Perdón
La hermandad de El Perdón, fundada en 1956 y que tiene su sede canónica en la Concatedral de San Nicolás en Alicante, iniciará la procesión desde este templo con la salida sobre las 22. 30 horas de este Jueves Santo de sus dos pasos, Cristo y los dos ladrones, y María Medianera de todas las Gracias, a oscuras y con la interpretación de música del siglo XVII por un coro de voces blancas para dar más solemnidad al acto. El Perdón fue la única hermandad del Jueves Santo que en 2019 optó por salir a las calles arriesgándose pese a la lluvia que obligó a suspender la jornada por la tarde y sobrecogió con sus rezos de rosario ya entrada la noche.
Esta procesión sale con el único acompañamiento de la banda de tambores de la hermandad. Los hermanos rezan el Santo Rosario durante todo el recorrido de la procesión portando cruces de madera y antorchas.
La hermandad, como muchas otras, tiene algunas dificultades para cerrar las cuadrillas de costaleros. Por primera vez, alumnos del colegio CEU Jesús María colaborarán con la salida. Una treintenta de estudiantes de último curso formarán parte del desfile procesional y ayudarán a sacar los tronos del Cristo y la Virgen.
Los penitentes llevan la cara tapada. Incluso los niños, medio centenar, llevan verdugo. Su vesta es de yute, una tela de saco que encargan en la India, y en la cintura un cíngulo de cuerda con tres nudos. Como los de los Jesuitas, pues uno de ellos, el padre Fontova, impulsó la fundación de la cofradía. El incienso envuelve la oscuridad. No hay más música que el repique del grupo de tambores y timbales propio de la hermandad: esa noche muere el Señor y esta procesión preludia la llegada del Silencio con las imágenes del Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de las Angustias.
Procesión del Silencio
La procesión del Silencio de Alicante es como se conoce el desfile de la hermandad del Cristo de la Buena Muerte, fundada en el año 1927 por un grupo de jóvenes alicantinos que quería sacar la imagen del Santísimo, talla anónima que data del siglo XVI, muy venerada, por las calles de Alicante. Tiene como hora de salida las 23.30 horas desde la Concatedral de San Nicolás, con hora de finalización prevista sobre las dos de la madrugada.
Acompaña al Cristo la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de las Angustias, obra de Francisco Salzillo en el siglo XVIII, propiedad de las monjas Capuchinas. Refleja el dolor de la Virgen María en el momento de recibir el cuerpo de su hijo, con la cruz detrás y acompañada de querubines.
En esta procesión, el Silencio envuelve Alicante pues simboliza que Jesús ha muerto en la Cruz. Sobrecoge en su recorrido desde la Concatedral de San Nicolás: solo los timbales y trombones se escuchan en la madrugada como acompañamiento musical en la cabecera, junto al canto del miserere .
Es la procesión del fervor por el Cristo de la Buena Muerte, que va acompañado por más de un millar de personas anónimas haciendo promesas, descalzas y rezando.
Otra peculiaridad es que es la única hermandad en Alicante que solicita en silencio y por escrito la venia para entrar con sus dos tronos en la Carrera Oficial.
Presenta una imagen muy renovada pues varios estrenos que tenían previstos para 2019 tuvieron que esperar por la lluvia y la pandemia. Como ejemplo, modificaron los velones del paso del Cristo, grandes, de cera maciza en color rojo. Aunque barajaron cambiarlos por bombillas, decidieron mantener la tradición de las velas de cera natural que el cerillero se encarga de encender con una antorcha cuando se apagan por el viento.
La hermandad nació en la primavera de 1926 como Procesión del Silencio, aunque salió por primera vez al año siguiente, con solo 11 de las 24 plazas que tenía el recién construido paso. Los fundadores tuvieron que reunir dinero para pagar a cargadores y poder desfilar en procesión. La imagen de Nuestra Señora de las Angustias, de Salzillo, estuvo escondida durante la Guerra Civil en una casa de la Florida. Desde entonces se fusionaron en una misma hermandad y salen juntas en procesión.
