Respiro para la cereza alicantina: llega una cosecha de cinco millones de kilos tras seis años ruinosos

Las abundantes lluvias y las temperaturas más bajas anticipan una buena campaña, con una previsión de facturación de 25 millones de euros

El presidente de Cerezas Montaña de Alicante, Hilario Calabuig, contemplando el estado de las cerezas.

Juani Ruz

M. Vilaplana

M. Vilaplana

Parece que la pesadilla para los productores de cerezas de la provincia de Alicante, especialmente los de las comarcas de El Comtat y la Marina Alta, está tocando a su fin. Y es que después de seis años poco menos que ruinosos, la campaña que está a punto de iniciarse se presenta con unas previsiones alentadoras. Las abundantes lluvias y las temperaturas más bajas durante el invierno han propiciado que se espere una cosecha cercana a los cinco millones de kilos, lo que reportaría una facturación de unos 25 millones de euros. Todo un bálsamo para un sector que, en cualquier caso, ha pagado caro estos últimos ejercicios tan rácanos a nivel de producción, hasta el punto de que el desencanto que ha cundido entre algunos agricultores ha propiciado el abandono de más de 200 hectáreas de cultivos.

Cada año había sido por una causa, pero lo cierto es que el sector de la cereza no había conseguido levantar cabeza en los últimos tiempos. En ocasiones había sido por el calor, otras por la sequía, también por la lluvia caída a destiempo, o incluso por la mala polinización, pero la realidad es que el historial de estos seis años había sido como para ponerse a llorar. Especialmente en las zonas productoras de El Comtat y la Marina Alta, las más tradicionales, donde la fata de horas de frío se estaba convirtiendo en una amenaza tan potente que comprometía seriamente la continuidad de este cultivo.

La situación, sin embargo, parece que va a experimentar un cambio radical en la campaña que está a punto de arrancar. Según explica el presidente de la Denominación de Origen Cerezas Montaña de Alicante. Hilario Calabuig, "las plantaciones sufrieron mucho en verano por la extrema sequía, pero las abundantes lluvias que hemos registrado en los últimos meses han venido muy bien para los árboles, que han podido recuperarse y generar una buena floración".

También, sobre todo durante el mes de diciembre, hizo bastante frío, lo que contribuyó al descanso de los cultivos. A todo ello hay que añadir, subraya Calabuig, una correcta floración, "aun a pesar -matiza-, de que estamos sufriendo falta de abejas, algo que ya venimos arrastrado desde hace tiempo".

Cerezos en flor en las proximidades del casco urbano de Planes.

Cerezos en flor en las proximidades del casco urbano de Planes. / Juani Ruz

Todo ello ha traído consigo una previsión de campaña optimista. "Calculamos -indica- que se podrán recoger alrededor de cinco millones de kilos y, además, con un equilibrio en toda la zona productora, dado que estos últimos años habían sido un desastre, sobre todo, para las comarcas de El Comtat y la Marina Alta, mientras que en la zona de Villena y Alcoy la cosa había ido mejor".

De cumplirse estas previsiones, la facturación rondaría los 25 millones de euros, aún a pesar de que la cosecha va con retraso, hasta el punto de que no podrá empezar la recolección hasta la segunda semana de mayo. Una circunstancia que no se espera que se convierta en un inconveniente. Según Calabuig, "nuestros competidores, como son el Valle del Jerte o Aragón, van a tener una secuencia similar. Además, ya no sucede lo mismo que antes, cuando las primeras cerezas que llegaban al mercado disfrutaban de unos precios astronómicos, dado que ahora llega mucho producto desde Chile".

Un respiro para el sector, por tanto, después de estos largos años de penurias, pese a que la factura ha sido importante, hasta el punto de que se han abandonado alrededor de 200 hectáreas de cultivos, lo que supone un 20 % del total. "Hay gente que lo ha dejado después de tanto desencanto, a lo que hay que sumar también la falta de relevo generacional, que también influye", lamenta el presidente de la Denominación de Origen, quien señala que estos abandonos se han producido en las comarcas más castigadas por la falta de producción estos últimos tiempos, como son los valles de Gallinera, Laguar y Alcalà, además de las zonas de Planes y Almudaina, entre otras.

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