El Hércules anotó un tibio empate a cero frente al Málaga tras un encuentro que desprendió más frío que calor. La mejor conclusión de la igualada copera se halla en no encajar goles, y ahí debe agarrarse el equipo alicantino para amortizar ese resultado cuando visite La Rosaleda dentro de quince días.

El choque, no obstante, quedó marcado por el fallo de un penalti lanzado por Portillo que repelió el larguero en la recta final del primer tiempo. Esa oportunidad, junto a otro disparo de Cristian que corrió la misma suerte con la madera y un chut de Drenthe que rozó el poste fueron las acciones más claras de un Hércules que debió ganar a los puntos frente a un Málaga que no sacó a relucir los petrodólares invertidos por el jeque qatarí que lo adquirió el pasado verano.

Esteban Vigo echó mano de los jugadores no habituales -con la excepción de Drenthe y Fritzler- apostando con un 4-1-4-1 con el argentino por delante de la defensa y con Portillo en punta; mandó a Tote a la derecha, a Drenthe a la izquierda mientras que por el centro contó con Cristian y ¡sorpresa! con Sendoa, que ya podrá contar a sus nietos que un día jugó de mediocentro.

En la primera parte, Tote apareció entre la oscuridad para que el respetable viera algo más que golpes al aire en una primera fase que optó por colocar el balón en tierra de nadie más que en ningún otro lugar. El madrileño, ubicado por la derecha, aportó calidad para que el cuero llegara, aunque en contadas ocasiones, con sentido y sensibilidad al área malagueña. Ganas había de ver a ese Tote que aporta criterio y sirve con guante de seda para atender las exigencias de lo que recibe el nombre de espectáculo. Suya fue la acción que pudo valer el primer gol, tras colarse en el área y provocar un inocente penalti de Mtiliga (m.39). Portillo, necesitado del oropel que aporta el gol, se adueñó del esférico para lanzarlo frente a la reclamación de Drenthe, pero la pelota tomó altura y fue repelida por el larguero. El holandés, tras el fallo, fue a abrazar a su compañero obviando reproches.

La pena máxima fue la primera, única y gran ocasión de todo el primer tiempo, en el que la pelota corrió bastante, pero se brindó con agua.

Sin noticias del Málaga, el nervio de Drenthe, el esfuerzo de Sendoa, la voluntad intachable de Portillo (se vació como nunca a partir del penalti para purgar su culpa) y, sobre todo, el criterio de Tote fueron las únicas notas a salvar en 45 minutos de mucho pase y poca llegada.

El segundo acto dejó al Málaga prácticamente en nada y al Hércules en el intento. El primer gran aviso llegó de la mano de Cristian (m.9) con un disparo intencionado que volvió a despedir el larguero.

La batalla había avanzado metros. El Málaga, decidido a mantener sin mancha la portería de Arnau, regaló balón y césped. Sin mirar mucho el horizonte, el conjunto andaluz se quedó atrás, empujado por un Hércules con mucha voluntad, pero sin filo en la navaja para destripar a su enemigo. Lo pudo hacer, sin embargo, Drenthe en un par de ocasiones casi consecutivas: En la primera, el holandés se encontró un balón de oro en el área, tiró a romper, pero la trayectoria se desvió unos milímetros, los suficientes para que saliera lamiendo el poste derecho de la portería de Arnau, que resopló aliviado. En la segunda, Drenthe sacó un córner que hizo botar la pelota junto al palo más cercano y acabó paseándose por la línea de meta casi disfrazado de gol olímpico (hubiera sido el segundo en cristalizar desde esa misma esquina tras la recordada diana que firmó Kempes ante Fillol hace ya un puñado de años).

Sin embargo, a partir de ahí la hoguera se quedó sin leña, el equipo se fue apagando y, ni siquiera los cambios con la incorporación de hombres de refresco (teóricos titulares) aportaron calor para devolver color al encuentro. Fiel reflejo fue la trayectoria de Drenthe, cuyo brío acabó desapareciendo.

El foco de atención puesto sobre las caras nuevas (Velthuizen, Momo Sarr, Pulhac) no deslumbró. Ni portero, ni central ni lateral recordarán su debut con especial agrado. Ninguno de ellos lució, más bien en alguna ocasión apareció alguna sombra, pero tampoco se puede afinar pros y contra dado que el trabajo que dio el Málaga a lo largo del encuentro no da para valorar con precisión la prueba de ayer.

Cierto es, con todo, que el rival andaluz llegó a Alicante con primeros espadas, mientras que Esteban tan solo alineó a dos de sus titulares habituales. La conclusión que se extrae es que, a pesar de que el 0-0 ni da ni quita faltando 90 minutos por jugar, este torneo sigue vivo para el Hércules visto lo que ofreció el enemigo. Y si hablamos de conclusiones apuntemos otra: El regreso de Tote. Si Esteban lo retiró del campo mediada la segunda parte para darle descanso pensando en el partido del Madrid, estuvo acertado. Sin Drenthe en el terreno de juego, el partido del sábado se carga de razones para que Tote vea de cerca a su ex equipo. Ayer dejó claro que merece un lugar entre los elegidos.

HÉRCULES: 0. Entrenador: Esteban Vigo. Suplentes: Unai Alba, Pamarot, Cortés, Abel Aguilar, Tiago, Kiko Femenía, Thomert,

Abel Aguilar (67') entra Sendoa Tiago (72') entra por Fritzler Kiko Femenía (78') entra por Tote

MÁLAGA: 0. Entrenador: Jesualdo Ferreira. Suplentes: Jesús Gámez, Iván González, Baha, Juanito, Portillo, Owusu Abeyie, Galatto. Seba (63') entra Owusu Abeyie Jesus Gámez (67') entra Eliseu Juanito (88') entra por Edu Ramos