Hasta aquí llegó Gustavo Siviero. Pocas despedidas de entrenadores del Hércules han sido tan previsibles como la del argentino, que anoche fue fulminado por el presidente Juan Carlos Ramírez pese a la victoria ante el Peralada. Agónica, pírrica y lograda en el minuto 85 con un gran gol del delantero canterano Alejandro Tarí. Mientras el punta de 20 años festejaba el decisivo tanto, la grada entonó el cántico definitivo y unánime de «Siviero vete ya». Y ahí encontró Ramírez el respaldo que necesitaba para firmar la sentencia de un entrenador que ya debió marcharse a casa hace dos semanas. Siguió entonces en el cargo por la discreta victoria ante el colista Aragón pero las dudas y los errores han persistido desde entonces. La obstinación en el fallo y en los errores de concentración de los jugadores del Hércules es digna de estudio.

De los siete últimos goles encajados, cinco son a balón parado y el modestísimo Peralada no se fue ayer del Rico Pérez con un punto de milagro.

Con Siviero ya fuera del banquillo, Portillo y Ramírez analizan el mercado en busca de un entrenador de carácter para intentar frenar la sangría de goles recibidos, puesto que el ataque ahora parece enderezado con el buen trabajo de Óscar Díaz y Carlos Fernández, que ya suman seis goles. Los técnicos mejor situados a última hora de anoche eran Salmerón y Claudio Barragán, ambos curiosamente muy queridos en Elche. En la terna también se encuentra, aunque con menor fuerza, Josip Visnjic, exherculano con carácter que reclama una oportunidad desde hace años.

Por su parte, Claudio Barragán, de 53 años, ha visto al Hércules en directo al menos cuatro partidos y tiene una trayectoria más dilatada como técnico. Dirigió al Elche, Ponferradina, Cádiz y Mirandés.

Al menos el cuadro alicantino sumó ayer tres puntos que le dejan a cuatro puntos de la cuarta plaza. Pero más allá de los números, los dos nombres propios que dejó el duelo de ayer, al margen del de Siviero, son los del central Adrià y el delantero Alejandro Tarí, ambos de 20 años. El primero, hijo del fallecido Tito Vilanova, debutó como herculano a lo grande, como titular y con gol. Muy tranquilo en su puesta de largo, se mostró serio en el juego aéreo, rápido al corte y preciso en la salida de balón.

Mejoró sensiblemente a Samuel, castigado con el banquillo, y su irrupción es una gran noticia para el Hércules, ya que hasta el momento estaba en el ostracismo y ni siquiera había tenido minutos en Copa.

Por su parte, Tarí salvó los muebles, pero no la cabeza de su entrenador, con un gran gol en el 85’, a los dos minutos de entrar al campo. El delantero inició la jugada ganando un balón de espaldas a la portería y lo cedió al lateral derecho Juanjo Nieto, quien puso un gran centro que encontró la cabeza del canterano. Su remate cruzado devolvió la sonrisa a la grada, que segundos después se acordó de las penurias pasadas en este inicio de curso y exigió la marcha de Siviero.

Revolución estéril

El Hércules volvió a exhibir ayer los mismos males de semanas anteriores pese a la revolución del técnico argentino, que hizo debutar a Adrià Vilanova y recuperó para el once a los aguerridos Peña y Checa. Pero el panorama no cambió e incluso el Peralada golpeó primero con el 0-1 tras una asistencia desde la izquierda rematada por el delantero Joel, que se adelantó a Santamaría.

El cuadro local tuvo la fortuna de empatar sólo tres minutos después gracias a Adrià, que cabeceó un remate defectuoso de Checa. El 2-1 llevó el sello de Óscar Díaz, que definió con clase por bajo. Tras un nuevo despiste de marcaje en un córner llegó el 2-2 en el 71’ y sólo la irrupción de Tarí en el 85’ evitó otro bochorno. Este Hércules necesita un giro de 180 grados si quiere disputar la promoción de ascenso y Ramírez lo tiene claro. Más dudas aparecían anoche en la cabeza de Javier Portillo, quien apostó fuerte por Siviero este verano tras la negativa de Paco López. Ahora ve como sólo nueve partidos después medio proyecto saltar por el aire.