El pasado 5 de marzo cumplió 102 años el Real Mallorca, un club de Primera, con presupuesto de Segunda, que está en Segunda B. ¿Cómo? Pero, ¿qué ha pasado para que ocurra esto?

El negocio insaciable del fútbol ha mantenido a un club importante en constante estado de nerviosismo y eso ha ido afectando profundamente al rendimiento deportivo. Si no, no se explica el descenso de 2ª a 2ªB.

La presencia de empresarios alemanes y americanos debería haber sido sinónimo de no fracaso. Además, los segundos venían avalados por la NBA. Sin embargo, visto lo visto, que le pregunten a los mallorquinistas.

En la Cope, Paco González informó que Sarver está buscando plaza en otro club. Sea posible o no, es un ejemplo de cómo están los negocios. Más allá del dinero, primero debería ser el terreno. Y, hoy por hoy, en honor a la verdad, el Mallorca ha recuperado cierta autoestima. Va directo a volver al fútbol profesional. De ahí que haya hecho 5 fichajes en enero. Quiere atar todos los cabos. Por eso hay preocupación por el bache, porque ansía recuperarse.