El Hércules se mira en el espejo del Mallorca que arrasó la pasada temporada y en el que usted militaba. ¿Ve alguna similitud?

Sí, muchas. Las sensaciones que tengo son las mismas que en la primera vuelta del año pasado (en la segunda se marchó cedido al Celta B). El vestuario era una familia, todos comprometidos, con muchas ganas, también se entrenaba con una intensidad altísima, que es la clave del éxito.

Aquel equipo de Vicente Moreno tampoco sobresalía por su juego pero era un bloque atrás y tenía mucha pegada arriba...

También en eso somos parecidos. En el Mallorca todos trabajábamos mucho defensivamente, éramos un bloque, y arriba teníamos tres o cuatro ocasiones claras por partido, que es más o menos lo que está pasando ahora en el Hércules. Es cierto que a veces no le damos mucha importancia a la posesión, pero también sabemos dominar los partidos a través del balón como ya demostramos en la primera jornada ante el Ontinyent (2-1). De todas maneras, esto no ha hecho más que empezar y nos quedan muchos pasos por dar.

¿Se parecen Vicente Moreno y Lluís Planagumà en su método de trabajo y en su relación con los jugadores?

Los dos son muy disciplinados, les gusta que el equipo defensivamente se comporte como un bloque, que estemos todos muy juntos para salir a la contra. Pero cada uno tiene su forma de trabajar. A mí me parecen muy buenos entrenadores ambos.

Llegó sin hacer ruido (cedido por el Mallorca) pero ha sido titular en los tres partidos y no parece que la historia vaya a cambiar...

Estoy contento, estoy disfrutando. Hay una competencia durísima porque la plantilla tiene muchas alternativas y el entrenador puede jugar de diferentes maneras. Lo importante es dar el máximo cada día para ayudar cuando te toque, como hicieron Emaná o Juli saliendo desde el banquillo. Yo estoy agradecido por la confianza y con mi trabajo espero seguir en el once.

La segunda vuelta del año pasado la jugó en el Celta B y el pasado verano el Mallorca decidió cederlo de nuevo. ¿Le ilusionó la llamada del Hércules?

Sí, no me lo pensé. Planagumà y Portillo pusieron mucho interés y en Segunda B no hay mejor sitio donde ir. Quería ir a un equipo con un objetivo ambicioso.

¿Conocía ya a Planagumà de Barcelona?

Sí, él quiso ficharme para el Espanyol B en diciembre de 2015, cuando yo jugaba en el Sabadell. Pero después llegó el Mallorca, pagó la cláusula (150.000 euros) y me fui para Palma. Ha sido muy importante que ahora esté al frente del Hércules porque sé que cree en mí y me conoce.

¿Su objetivo personal es recuperar la mejor versión mostrada en el Sabadell?

Sí, claro, pero ese objetivo suena así muy grande y como se consigue es compitiendo a muerte cada día. Estoy disfrutando en el club, en la ciudad, lo tengo todo para seguir creciendo y el grupo acompaña, todos vamos a una.

El Hércules ha ganado sus tres primeros partidos en césped natural pero ahora toca visitar la «ratonera» del Ebro...

Está claro que todo cambia en un campo así, pero hay que competir igual de bien en todos los escenarios, eso no es negociable. Si queremos estar arriba tenemos que ganar en estos campos. A mí personalmente me pueden beneficiar porque son rápidos y hay más balones a los espacios. He jugado muchos partidos en césped artificial y en ningún caso puede ser una excusa.

Usted pasó por las canteras del Espanyol, Barcelona y Real Madrid. ¿Cómo recuerda esta etapa?

En el Espanyol estuve dos años, en el Barça seis y después jugué como juvenil una temporada en el Real Madrid. Metí 18 goles en Liga Nacional pero por un lío con la directiva decidieron no renovarme y regresé a casa. Luego ya debuté con el Sabadell en Segunda con 20 años.

Usted comparte banda con su amigo Juanjo Nieto. ¿Eso lo hace todo más fácil?

Sí, nos entendemos muy bien en el campo, ya éramos amigos cuando estábamos en el Mallorca.

Si no hay ascenso este año, Nieto seguramente haga las maletas...

Está claro que tiene condiciones para jugar en categorías superiores. Ojalá siga la temporada que viene aquí porque significará que el Hércules está en Segunda, que es lo que él quiere también.

¿Le ha sorprendido la media de 7.000 espectadores en el Rico Pérez?

En el Mallorca pasó algo parecido, la gente se enganchó muy pronto con los buenos resultados. Es verdad que en el Rico Pérez sientes más cerca a la gente que en Son Moix, que tiene pista de atletismo. Seguro que cada vez vendrán más seguidores porque el Hércules es un equipo histórico con mucha gente detrás.

Planagumà y sus compañeros repiten cada semana aquello de que «no se rebaje la euforia». ¿Es una consigna del vestuario?

Cuanta más ilusión haya en la afición, mejor. Nosotros estamos centrados y con los pies en el suelo, pero cuanta más euforia y alegría haya fuera, mejor para todos.

¿El mejor jugador con el que ha compartido vestuario?

Salva Sevilla (en el Mallorca). Es un fuera de serie, dentro y fuera del campo.

¿Qué compañero del Hércules le ha sorprendido?

Carlos Martínez. Tiene mucha calidad, se nota en los controles, los pases. Tiene magia.

¿En que futbolistas «tops» de su posición se fija?

Sobre todo en Lucas Vázquez, aunque también me gusta mucho Marco Asensio.