El lateral del Hércules Felipe Alfonso ve muy de cerca el final de su calvario. El sábado volverá al once blanquiazul casi cuatro meses después y tendrá la oportunidad de reivindicarse a las puertas del mercado de invierno que abre en enero. El zaguero pucelano llegó en verano como fichaje importante, procedente del Alcorcón, para cubrir el hueco dejado por Juanjo Nieto, ahora en el Oviedo. Felipe vino al Hércules por petición expresa de Lluís Planagumà, quien ya le había dirigido en el filial del Villarreal, y fue titular en el primer partido de Liga en El Prat. Pero a los 35 minutos pidió el cambio por unas molestias en el pubis y ahí comenzó su verdadero calvario porque los servicios médicos no detectaban la raíz de sus dolencias por más pruebas que le hacían. Finalmente fue operado de una hernia inguinal y ahora está a las puertas de reaparecer. «Me encuentro bien, cogiendo ritmo y sensaciones. Si tengo que competir estoy preparado, tengo muchas ganas y ya no siento molestias», afirmó ayer Felipe.

El lateral derecho aprovechó su primera comparecencia ante los medios en varios meses para desmentir públicamente que llegara ya lesionado al Hércules el pasado verano. «No es cierto, jugué el penúltimo partido de la Liga pasada con el Alcorcón y en el último estuve convocado. Este verano hice toda la pretemporada con normalidad, pero en El Prat noté un pinchazo y ahí me lesioné, no antes», explicó.

Felipe Alfonso también pasó revista a la crisis del Hércules, al que ve «con fuerzas» pese a su mala dinámica. «Es el momento de estar unidos. Creo que vamos a competir y a sacar esto adelante», aseveró. «Las situaciones así a mí me motivan más. Estoy preparado y el equipo también y vamos a tirar del carro para salir adelante», señaló el lateral pucelano, quien indicó que si al final el club descarta acudir al mercado de invierno «hay plantilla de sobra para cumplir los objetivos». No encontró una única causa que justifique el mal momento de su equipo: «Las dinámicas negativas son así, es complicado salir de ellas. Estás sin confianza y la bola se hace cada vez más grande»